Tinder ofrecerá sexys androides

Vie, 15/04/2016 - 15:46
Opinion Andres osorio-Sofia Vergara Alicia Vikander Anne Hathaway Ella será perfecta. Está diseñada de acuerdo a nuestras búsquedas en internet. Me explico: es la mujer perfecta porque su personalidad está hecha a partir de nuestros intereses. Google (por mencionar solo un buscador, el más famoso) sabe qué tipo de temas nos interesan, entonces puede diseñar una personalidad acorde a nuestras búsquedas. Entonces ella será perfecta porque sabrá de fútbol, por ejemplo. Google sabe que nos gusta ese deporte. Ella tendrá un humor guarro, como los chistes que buscamos en la red. Será una mujer que, digamos, también sabrá de política, al fin y al cabo seguimos uno que otro portal de ese tema. Físicamente será ideal. O nos parecerá guapísima porque coincide (y de esto no seremos conscientes) con nuestros patrones de búsquedas pornográficas. Por supuesto a veces nos discutirá porque el ser humano necesita del conflicto para ser feliz. Por eso las parejas pelean de vez en cuando y siempre hay problemas y problemáticos en las oficinas. Bastará con que su cerebro (el de la mujer perfecta, me refiero) interprete un par de gestos, un par de frases, para definir que, inconscientemente, queremos pelear y nos peleará. Y claro, diremos para nosotros mismos: es que vieja que no joda es hombre y ni siquiera con que sea robot deja de joder. E inconscientemente, repito, seremos felices. Expertos dicen que los seres humanos podemos enamorarnos de una máquina que tenga inteligencia artificial y apariencia humana. Enamorarnos como algunos lo hacen de su mascota o como Tom Hanks se aferra a una pelota de vóley en ‘Náufrago’ o como Joaquin Phoenix pierde la cabeza por el dispositivo que le habla con la voz de Scarlett Johansson. Esta mujer perfecta, esa que es físicamente exquisita y se adapta a nuestros gustos, fue creada en la película ‘Ex Máquina’, de Alex Garland, que creo ni siquiera pasó por cartelera y vale la pena ver. La protagonizan Alicia Vikander, en el papel de la robot, (ganadora del Óscar por ‘La chica danesa’) y Oscar Isaac (lo veremos en la próxima X Men, fue el piloto líder en Star Wars VII y se fajó un papelazo en ‘El año más violento’, que, creo, tampoco pasó por nuestras salas). El cine y la literatura se han encargado de embrujarnos con la posibilidad de que los robots y los humanos convivamos en un mundo mejor o peor. Robots que se confunden entre nosotros (Blade Runner), que nos protegen y atacan (Terminator o Robocop), que superan nuestros sueños (Yo, Robot); lo interesante de ‘Ex Máquina’ es que plantea la posibilidad de enamorarnos de ellos. Y más: de encontrar a la pareja perfecta en ellos. Con asombro, hace poco leí la historia de Craig Venter, el científico que fue capaz de crear vida de manera artificial, o sea, crear vida a partir de la nada, un privilegio que hasta ahora sólo se lo habíamos adjudicado a Dios. Una editorial de ‘El Tiempo’, rescatando el asunto Venter, ponía sobre la mesa el debate de si era ético o no que un científico, a la manera de Frankenstein, creara vida a partir de la nada. Si mezclamos los dos temas nos podríamos preguntar si es ético o no enamorarse de un robot. Y con el mismo asombro vi la historia de un hombre que esta semana construyó en la cochera de su casa una robot con cierta capacidad de respuesta, una hermosa chica que se parecía, nada más ni nada menos, que a Scarlett Johansson. Tal vez en el futuro, ese que cada vez nos alcanza con una rapidez de fantasía, Tinder nos ofrezca la posibilidad de salir con androides que coincidan con nuestras preferencias, que internet sabe tan bien. Y entonces saldremos con una tipa muy parecida a Anne Hathaway, Gal Gadot o Sofía Vergara, alguien que a diferencia de los humanos nos ayude a hacer menos tortuoso el asunto de encontrar a alguien parecido a nosotros. @nomasquecine_
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