“¿Y usted de verdad cree que con ese proyecto que propone puede ayudar a solucionar el problema de la región? Pues sinceramente, muy bonitas sus intenciones, pero o usted se volvió loco, o realmente existe una remota posibilidad de que tenga razón.” Estas son las frases que comúnmente los emprendedores sociales enfrentan a diario, sobretodo comenzando el gran proyecto de transformar las realidades de las personas y comunidades.
(Muhammad Yunus, foto AFP)
La descripción más precisa que conozco sobre el emprendimiento social es dada por Bill Drayton fundador de Ashoka, la asociación de emprendedores sociales más grande del mundo, al referirse a que “los emprendedores sociales no se conforman con dar un pescado o enseñar a pescar a la gente. Ellos no descansarán hasta que hayan revolucionado la industria pesquera.” Los emprendedores sociales van por encima de la filantropía o de ser socialmente responsables. Cambian la visión meramente asistencialista por convertirse en agentes de cambio permanente. Saben que pertenecen al sector social o comúnmente llamado tercer sector, y lo entienden como una industria, así como el sector financiero, de textiles o de hidrocarburos. De esa manera dimensionan su propia estrategia que influya de manera permanente y positiva en las decisiones de las comunidades que atacan. Buscan el bien a toda costa, con una enorme capacidad de resolver los problemas para crear un modelo de valor social.
Los emprendedores sociales son a la transformación social como los empresarios son para el desarrollo de la economía con sus empresas. Los dividendos de los empresarios son económicos, la de los emprendedores sociales son principalmente el retorno en impacto social. Ellos traspasan fronteras, movilizan recursos y personas en torno al cambio, y encuentran una especial conectividad de los problemas sociales con las soluciones.
El término “Emprendedor Social” fue popularizado en la década de los ochenta por el anteriormente mencionado Bill Drayton y por el Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus, quien creó en Banglaseh el Banco Grameen destinado a ofrecer microcréditos a personas económicamente pobres. La entrega de este galardón en 2006, treinta años después de su creación, no sólo fue un reconocimiento al esfuerzo realizado por incentivar el desarrollo social sostenible en uno de los países más pobres del mundo, sino también muestra que la economía es clave en el campo del desarrollo. Yunus, Doctor en Economía, podría haber ganado el Nobel de Economía pues su banco de microcrédito ha sido replicado en diferentes países del mundo desarrollado y en vía de desarrollo y en gran parte de estos, ha sido exitoso. Esta entrega del Nobel de Paz fue un espaldarazo al esfuerzo de unir campos que hasta ese momento y aun actualmente se consideran adversos, como lo son el campo del desarrollo y las ciencias económicas.
El siguiente fragmento del discurso de aceptación de este galardón de Yunus, describe la mentalidad de los emprendedores sociales: “Si estuviéramos firmemente convencidos de que la pobreza es inaceptable y no debería tener cabida en una sociedad civilizada, ya habríamos construido instituciones y políticas apropiadas para un mundo sin pobreza. Quisimos ir a la luna y fuimos. Así es: logramos aquello que queremos lograr.”
Los emprendedores sociales están convencidos que la problemática que quieren transformar tiene solución. No lo dudan. Son conscientes de las restricciones y de la dificultad de su proyecto, pero esto no los desanima, por el contrario, los alienta. Tienen la certeza del poder transformador de las realidades, por más adversas que sean.
A los emprendedores sociales los identifican características muy similares. En primer lugar encuentran en toda problemática social una oportunidad para mejorar. Son líderes natos, tienen un carácter guerrero, están convencidos de que la única manera de lograr los resultados es persistir con orden, estrategia, innovación y con una profunda pasión por la transformación social. Siempre están buscando que sus modelos sean replicables, sostenibles y generen un cambio medible en la comunidad. Quieren influir proactivamente para que el mundo tenga una visión diferente de la pobreza.
Como toda empresa que comienza con sueños, el emprendedor social comienza pequeño pero pensando en grande. Sabe que su tarea es irrenunciable y con el tiempo se vuelve experto en romper el status quo. Desde el principio tiene claridad que se invierte grandes dosis de sacrificio, pero convencido de que los resultados deben ser escalables con un inmenso compromiso y amor a las comunidades que influye.
El emprendedor social tiene también lecciones aprendidas. Capitaliza los errores, sabe que el fracaso (¡que jamás estará en su lenguaje!) es el paso anterior al éxito, no lo opuesto, y por lo general las personas más sencillas y humildes se convierten en sus verdaderos maestros.
Gran parte de los emprendedores sociales son anónimos, muchos de ellos hacen parte de las comunidades que viven en situaciones vulnerables. Cada vez son más los que toman la decisión de hacer un frente a la realidad que viven cada día. Deciden que la realidad que vivieron sus abuelos, sus padres, sus hermanos, sus compatriotas y ellos mismos, debe cambiar.
Este año por primera vez en la historia de los Premios Nobel fuimos testigos de la entrega del premio Nobel de Paz a la paquistaní Malala Yusufzai, que con tan solo 17 años se ha convertido en una de las principales voces que reivindica el derecho de las niñas a la educación. Malala se dio a conocer apenas unos años atrás cuando comenzó a escribir un blog en la web de la BBC utilizando el seudónimo de Gul Makai, en el norte de Pakistán, entre los años 2008 y 2009. En este la joven denunciaba la prohibición de los talibanes al estudio de las mujeres. Un tiempo después cuando se reveló su nombre real fue víctima de un ataque en el que casi muere. Contrario a lo que esperaban los perpetuadores de dicho atentado el nombre de Malala se convirtió en sinónimo de fortaleza, y se volvió embajadora de los derechos de las mujeres y las niñas en el mundo.
He nombrado ejemplos de emprendedores sociales que son reconocidos alrededor del mundo. Sin embargo, los emprendedores sociales no buscan fama ni reconocimiento, su objetivo final es la transformación de las realidades que afectan negativamente a la sociedad.
Transformando realidades
Jue, 18/12/2014 - 16:59
“¿Y usted de verdad cree que con ese proyecto que propone puede ayudar a solucionar el problema de la región? Pues sinceramente, muy bonitas sus intenciones, pero o usted se volvió loco, o realme