Entre Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla se agrupa el 30% de la población colombiana, aproximadamente 14 millones de habitantes. Súmele a esto, la población de las 26 ciudades siguientes, que tienen entre 200 mil y 1 millón de personas, para completar el 50% de la ciudadanía.
Nos quedan, por fuera de esta suma más de mil municipios de los cuales unos 300 tendrían un promedio de 50 mil habitantes cada uno, lo que significa 15 millones de personas, que adicionadas a lo anterior nos lleva a un total urbano del 82% de la población en Colombia. Claro, el número de municipios restantes es muy grande, más de 700, pero en ellos se encuentran pequeñísimas agrupaciones de población, en medio de grandes extensiones de terreno, como sería el caso de Cumaribo, por ejemplo, con 28 mil habitantes o Villarica con menos de 15 mil.
Decir que Colombia es un país más urbano que rural, en términos de población, es una verdad palmaria que nadie discute, lo que sí resulta extraño es que este tema no sea prioritario en la agenda de las negociaciones de paz. Si es en nuestras ciudades donde se concentra la pobreza, el hambre, el desempleo, la poca movilidad, la falta de vivienda, la contaminación ¿Por qué será que a la guerrilla le interesa más discutir el tema agrario que el urbano?
La respuesta parece tan obvia como la premisa de la que partimos, porque es en el campo donde las Farc tiene su poder supremo, allí son propietarias legales o espurias (eso no viene al caso), de miles de hectáreas y controlan otras miles en poder de las mafias cocaleras, amapoleras y mineras, allí dominan los corredores de insumos, armas y secuestros, allí conocen la cultura e intimidan a sus habitantes, allí se mueven como pez en el agua porque su ley, la de las armas, prevalece por encima de la Constitución Colombiana.
¿Qué pasaría si se llegara a un acuerdo y, según la muy particular concepción de reforma agraria de las Farc, se hiciera una redistribución del suelo rural? ¿Ustedes creen que se resolverían los grandes males de Colombia?
Claro en el campo se necesitan muchas reformas, no solo de tenencia, también de acceso a la tecnología, a los insumos y a la financiación, es urgente mejorar la capacitación y calidad de vida de sus habitantes, hacer realidad los derechos humanos y sobre todo imponer la legalidad, porque si las ciudades están repletas de gente y el campo está cada vez más abandonado es, entre otras razones, por los factores de violencia que allí ocurren y por el abandono de Estado.
Ahora, si se resuelven estos factores, las gentes que ha migrado o han sido desplazadas no necesariamente regresaran al campo. Colombia no volverá a ser un país agrario en población así incremente la acción del Estado en el Campo. Una vez los campesinos han probado el consumismo urbano ya no les interesa vivir aislados, ahora que sus hijos han ingresado a escuelas en las ciudades no se van a regresar para tener que mandarlos a esas aulas rurales desprovistas de casi todo en una lejana vereda a la que hay que llegar a través de campos minados y grupos armados. En la ciudad espantaron el miedo, aquí sí se sienten parte de Colombia, del campo fueron expulsados por la pobreza o la violencia.
De manera que la tal revolución que pregona las Farc está lejos de ser el verdadero cambio que se requiere hoy para hacer una sociedad más igualitaria y más justa. Serían necesario profundos cambios en las oportunidades urbanas, ofrecer empleo o posibilidades de ingresos a las legiones juveniles que deambulan en los semáforos limpiando vidrios, o vendiendo mangos. Es urgente que los colegios de los pobres sean de igual o mejor calidad que la de los ricos, que haya viviendas dignas, con recreación y espacios públicos y acceso igualitario a la salud. Es decir, una revolución no al estilo de la del Che Guevara en las montañas de Bolivia, sino en las calles de Aguablanca, de Ciudad Bolívar, de la comuna nororiental o en los cinturones de miseria de cada uno de los centros urbanos...Y de eso, que yo sepa, no se está hablando en La Habana.
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¿Y las ciudades?
Mar, 15/01/2013 - 01:02
Entre Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla se agrupa el 30% de la población colombiana, aproximadamente 14 millones de habitantes. Súmele a esto, la población de las 26 ciudades siguientes, que