Aunque parezca, el paso de Marco Fidel Suárez de una pequeña choza en la nació hasta llegar al Palacio de Nariño como presidente de la República no fue nada fácil. Por eso su historia es recordada comúnmente todos los 23 de abril, día de su natalicio.
Su madre fue una lavandera del municipio de Hatoviejo, que vivía en una casa pobre de la alta montaña, donde nació Marco Fidel Suárez en 1855 sin conocer a su padre. El futuro escritor, describió después el paisaje de su nacimiento en el libro El sueño de mi pueblo.
"Puede decirse que en un principio fue el valle del Niquía, indiviso entonces, ligeramente inclinado, muy verde y regado en especial por el río de La García, cuyo caudal merece aquel calificativo. Esta corriente tiene de un lado el llano y del otro el pueblo que es una calle muy larga salpicada de casas, con algunas
pocas manzanas en torno del templo”.
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Su padre fue José María Barrientos, un miembro de la aristocracia, que no aceptó a su hijo por haber nacido fuera del matrimonio producto de un amor furtivo con la campesina Rosalía Suárez. Sin embargo, esta última no necesitó de un marido porque su dedicación al trabajo le permitió mantener el hogar. Esa labora incansable le ganó el apodo de 'abejita' con el que la recordó su hijo presidente.
Fue un estudiante destacado y creyente, por eso los sacerdotes le ayudaron en los primeros años de juventud. Fue admitido en el Seminario de Medellín por gestión del padre Joaquín Bustamante. A los 17 años, tres después de empezar sus estudios superiores, empezó a enseñar a la par que aprendía, con un sueldo de 12 pesos.
Tenía la ilusión, por su destacado comportamiento y los conocimientos que había adquirido, de convertirse en sacerdote y poder vincularse oficialmente al Seminario como maestro, pero eso no se pudo realizar por su origen. Ser un hijo no reconocido le impedía ejercer el sacerdocio.
Hizo parte después del ejército que comandaba el coronel Braulio Jaramillo en contra del gobierno liberal del Estado de Antioquia, allí también destacó y fue ascendido a teniente, pero resultó derrotado cerca de Santa Rosa de Osos.
Después de esto decidió formarse profesionalmente pero debía hacerlo en Bogotá, dado que los círculos de Hatoviejo le recriminaban su origen irregular. Viajó a la capital confiado en las promesas de los sacerdotes de su ciudad natal, que le prometían cuidar a su madre, que se quedaba sola.
En la capital también empezó su producción literaria, parte que había construido durante sus años como profesor, pero que llegó a ser pública tiempo después. Con apenas 26 años de edad publicó Ensayo sobre la Gramática Castellana de don Andrés Bello, por el que obtuvo el premio de la Academia Colombiana de la Lengua. Eso bastó para ser nombrado director de la Biblioteca Nacional días después.
Su vida política, el periodo más reconocido de Marco Fidel Suárez, inició cuando tenía 30 años como oficial mayor de la Secretaría del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde se forjó ahora como internacionalista, hasta llegar a dictar en el Colegio Mayor del Rosario, la clase de derecho internacional público. Bastaron seis años para que el presidente Carlos Holguín lo nombrara jefe de la cartera.
Marco Fidel Suárez fue ministro de Instrucción Pública y de Hacienda, miembro de la Academia Colombiana de Historia y Academia Antioqueña de Historia y otros cargos dentro del Partido Conservador. El 22 de junio de 1917 la mayoría conservadora lo lanzó y terminó ganando sobre Guillermo Valencia.
En ese mandato vivió uno de sus momentos más difíciles, cuando su hijo murió en Estados Unidos y no pudo ir a visitarlo, pensó hacerlo de incógnito pero su único consuelo fue la carta de uno de los sacerdotes que lo atendió a causa de una influenza. Después, el 10 de febrero de 1919, viajó a Antioquia, pidió no recibir halagos para poder visitar la casa donde nació, su chocita en Hatoviejo.
