En 1961 Jorge Hernández llegó a El Colombiano para trabajar en la sección administrativa del tradicional periódico antioqueño. Por entonces, el joven desconocía cuán grande iba a ser su aporte a la empresa, la cual impulsó gracias a sus audaces propuestas, que muchos creyeron descabelladas, y a su inquebrantable convicción de que un medio de comunicación debe prestar, antes que nada, una función social.
En 1982, Hernández tomó una decisión trascendental, cambiar de sede el diario, que se trasteó del centro de Medellín a un lote ubicado en Envigado que antes era un club hípico. Pocos entendieron la razón. Hernández, sin embargo, estaba convencido de que el crecimiento de la Medellín se iba a dar en la zona donde estaba ubicada la nueva sede.
Un año después, en 1983, Hernández fue nombrado gerente del Colombiano. Durante su administración, el diario se modernizó, se adquirió una moderna rotativa Metro Liner que permitía la impresión offset de periódicos y se mejoraron las condiciones laborales de los empleados del periódico.
Los años de su gestión, que finalizó en 1991, coincidieron con una de las épocas más violentas de la historia reciente del país, Hernández logró mantenerse fiel a su idea de que la prensa debe ser libre y ayudar a acabar con la iniquidad social.
Pero los aportes de este hombre trascienden el plano periodístico. En 2010 fundó el Instituto Tecnológico Julio C. Hernández, la primera universidad rural del departamento de Antioquia. Allí, en 12 hectáreas, los campesinos podrían tener acceso a la educación superior. En octubre del año pasado, el instituto otorgó diplomas a 51 estudiantes.
En los últimos años de su vida, Jorge Hernández fue presidente ejecutivo del diario económico La República, que gracias a su gestión se ubicó entre los más influyentes del país.
Jorge Hernández, un soñador con los pies en la tierra
Jue, 23/01/2014 - 11:48
En 1961 Jorge Hernández llegó a El Colombiano para trabajar en la sección administrativa del tradicional periódico antioqueño. Por entonces, el joven desconocía cuán grande iba a ser su