Laura Montoya Upequi nació el 26 de mayo de 1874 en un municipio antioqueño llamado Jericó. Cuando tenía solo dos años, su padre, Juan de la Cruz Montoya, fue asesinado. Por esa dolorosa situación, entre otras por las que tuvo que pasar desde niña, Laura se entregó a la fe cristiana y católica.
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Debido a la difícil situación económica que vivió durante su niñez, su madre tuvo que dejarla en un orfanato que dirigía una tía de Laura. Más adelante asistió al Colegio del Santo Espíritu, una institución religiosa a la que asistían niñas de clase alta. En esa época, la joven Laura se sintió marginada por lo que decidió retirarse.
Más adelante, viviendo en una finca con otra de sus tías, empezó a interesarse por lecturas espirituales que la hicieron querer convertirse en religiosa carmelita. Unos años más tarde su abuelo falleció por lo que la situación económica empeoró. La familia de Laura decidió que ella debía trabajar. En ese momento Laura inició trabajando como directora de un manicomio y además recibió una beca del Gobierno para estudiar en la Escuela Normal de Institutoras de Medellín. En el año 1893 se graduó. Desde ese momento la Madre Laura dedicó su vida a la formación de jóvenes en la fe cristiana. Se desempeñó como maestra y directora en varias instituciones del departamento de Antioquia. En esa época varias personas se opusieron a la labor de Laura e interpusieron una queja ante la Gobernación. Las autoridades regionales apoyaron a la maestra. A sus 39 años Laura Montoya decidió iniciar una misión religiosa con comunidades indígenas. Por eso se trasladó a Dabeiba, un municipio ubicado al occidente de Antioquia, con seis catequistas, para trabajar con los indígenas Emberá Katíos. Desde ese momento dedicó su vida a las misiones y el apostolado. El 21 de octubre de 1949 falleció en Medellín tras una larga agonía. Sus últimos nueve años de vida los pasó en una silla de ruedas. Antes de su muerte la congregación de misiones que fundó ya tenía 90 casas y 467 religiosas en tres países. [caption id="attachment_1200341" align="alignnone" width="1024"]
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Reconocimientos de la Iglesia
El 4 de julio de 1963, por ser ejemplo en la fe cristiana, Laura Montoya recibió la beatificación por parte de la Arquidiócesis de Medellín. Cinco años después, la congregación religiosa de misioneras que ella fundó recibió la aprobación pontificia.
En 1973 el Papa Pablo VI la declaró siervo de Dios. Posteriormente, en enero de 1991 el Papa Juan Pablo II la declaró venerable y el 25 de abril de 2004 la beatificó en una ceremonia realizada en la Plaza de San Pedro en Roma a la que asistieron más de 30 mil feligreses.
Alberto Giraldo Jaramillo, arzobispo de Medellín, erigió por medio del Decreto 73 de 2004 el santuario en el que reposan las reliquias de Laura Montoya Upegui. Para rendir homenaje a la Beata Madre Laura y reconocimiento a su labor, el Congreso de la República aprobó la ley 959 del 27 de junio de 2005. La fiesta de la Madre Laura se celebra el 21 de octubre.
El 20 de diciembre de 2012, el cardenal Angelo Amato informó desde Ciudad del Vaticano, la autorización del Papa Benedicto XVI para la canonización de la religiosa. La Madre Laura Montoya es la primera colombiana reconocida como santa en la Iglesia Católica.
