Manuel Belgrano, el creador de la bandera y uno de los intelectuales revolucionarios más notables de la historia argentina, nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770. Estudió en el colegio de San Carlos y en 1786 se graduó como licenciado en filosofía.
Quería seguir estudiando y como en ese tiempo no había universidades en su país, sus padres le ayudaron para que viajara a Europa y estudiara en las universidades de Salamanca y Valladolid. En 1789 estalló la Revolución Francesa que desató luchas entre los ciudadanos oprimidos contra los reyes y poderosos.
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Cuando Belgrano estudió en España, la mayoría de libros que expresaban ideas novedosas eran prohibidos por la iglesia. Belgrano le envió una carta al Papa solicitándole permiso para leerlos y Pio VI lo autorizó.
Gracias a que sabía varios idiomas pudo leer a todos los teóricos políticos como Rosseau, Montesquieu y Voltaire. Ellos atacaban el absolutismo monárquico y proponían dividir el poder en las tres ramas, incluso criticaban el poder que tenía la Iglesia Católica y defendían el derecho que tiene cada persona de pensar.
Cuando Belgrano llegó a Buenos Aires, asumió el cargo de cónsul. Desde allí fomentó la educación, creó escuelas de dibujo, matemáticas y náutica. Al hacer esto chocó con integrantes del consulado que no querían que sus riquezas fueran repartidas.
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Pero a pesar de esto Manuel seguía pensando en un modelo distinto ya que con el gobierno colonial no iba a lograr los cambios que quería. Cada año escribía en las Memorias del Consulado artículos sobre educación. Insistía en que esta debía ser gratuita, obligatoria y a cargo del estado. A la corona española no le gustaban sus ideas revolucionarias y ordenaron el cierre de la academia de dibujo. Para divulgar sus ideas, en 1801 fundó el periódico Telegrafo Mercantil.
En octubre de 1802 el periódico también fue cerrado. Paralelo a su trabajo, Belgrano se reunía periódicamente con un grupo de jóvenes que tampoco estaban conformes con la manera que eran gobernados y aprovechaban cada oportunidad para repartir panfletos revolucionarios.
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Cuando en 1806 se produjo la primera invasión inglesa, Manuel fue elegido como Capitán y fue el único que se negó a jurar fidelidad al Rey de Inglaterra. En 1810 Belgrano volvió al periodismo y fundó el Correo de Comercio. Tiempo después llegó la noticia a Buenos Aires de la caída de la junta de Sevilla. Después de amenazas, el virrey renunció y se creó la primera junta de gobierno en donde Belgrano era una de sus voceros.
La junta nombró a Belgrano al mando de la expedición militar a Paraguay. La conquista no dio frutos y significó la pérdida del país paraguayo. Luego debutó en otra batalla donde logró frenar los ataques españoles y declararse libre e independiente.
A Belgrano le molestaba que sus ejércitos siguieran usando las mismas banderas y símbolos de los enemigos españoles. Cuando estaba en camino a hacerse cargo de la conducción de otro ejército pidió que los soldados usaran un distintivo y así el 18 de febrero de 1812 se creó la escarapela blanca y azul celeste.
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En 27 de febrero de 1812 hizo formar a sus tropas frente a una bandera con los colores de la escarapela. Todo indica que la bandera tenía dos franjas verticales una blanca y una celeste. A partir de 1813 la bandera cambia de forma y comienza a tener tres franjas horizontales; celeste, blanca y celeste.
Esos eran los colores de la casa de Borbón que pertenecía a Fernando VII. Los colores significaban una demostración de fidelidad al Rey. Los dueños del poder se opusieron al uso de la bandera y le ordenaron a Belgrano guardarla y seguir usando la de España. Pero Belgrano la siguió usando.
Fue cuando lograron la independencia que Carlos María de Alvear logró que se aprobaran los símbolos patrios como el himno, la escarapela, la moneda y la bandera. El sol de mayo representa al dios sol inca, Inti, la actual bandera contiene dieciséis rayos rectos y dieciséis rayos flamígeros.
