Lo que no pudo hacer la basta geografía colombiana en un viaje por tierra desde Montería, el frío capitalino o más de 14 años de lucha, lo hizo el COVID-19 en unos instantes: arrebatarle la vida a Raul Carvajal, más conocido como Don Raúl, un hombre que vivió los últimos días de su vida buscando justicia para su hijo asesinado, quien según aseguraba se negó a asesinar personas para hacerlas pasar por guerrilleros muertos en combate. Una práctica que hoy conocemos como “Falsos Positivos”.
“Todas las batallas las dio con entereza y valentía. Perdió está pero su recuerdo y fortaleza debe habitar en cada uno de nosotros a través de su ejemplo. Le cumpliré su promesa de hacer justicia por su hijo. Paz en su tumba”, afirmó el abogado Miguel Ángel del Rio Malo en su cuenta de Twitter, una de las primeras personas en confirmar el fallecimiento.
En la mente de todos los bogotanos, y posiblemente de los colombianos en general, queda guardada la imagen de aquel hombre valiente que luego de recorrer medio país en su camión Dodge, le plantó cara al entonces presidente Álvaro Uribe en plena televisión nacional exigiendo explicaciones por la muerte de su hijo. Una que hasta el día de hoy no ha sido esclarecida por el Ejército.
“¡Yo personalmente le entregué una carta en la Finca el Ubérrimo, ¿si o no se la entregué? Después hice una protesta en una inauguración de un colegio infantil, después le hice una protesta a usted en el Centro de Convenciones y ustedes no han querido dejar que se esclarezca el asesinato de mi hijo!”, le gritaba Don Raúl a Uribe en el encuentro, registrado en video en aquel entonces por RCN.
Carvajal, quien hasta el último día de vigorosidad se plantaba por horas con su camión y varias pancartas en el centro de Bogotá, afirmaba que antes de su muerte su hijo lo había llamado para contarle que lo estaban obligando a matar a personas para hacerlas pasar por combatientes de la guerrilla y que se pensaba retirar del Ejército tras negarse a cometer dicha acción.
Tal como lo contaba él mismo, en 2006 habría recibido el informe de que su hijo, el cabo Raúl Antonio Carvajal Londoño, había sido asesinado en un combate con la columna móvil Arturo Ruiz de la extinta guerrilla de las FARC en el municipio de El Tarra, en el Norte de Santander. El encargado de rendir cuentas habría sido el teniente Dimir Yamith Pardo Peña, entonces comandante de la unidad Destructor Uno. Sin embargo, tras largas investigaciones, Don Raúl aseguraba que el enfrentamiento había sido simulado por el Ejército.
Hoy, tras 15 años de la muerte del cabo Carvajal, el Estado sigue sin reconocer totalmente las ejecuciones extrajudiciales, calificándolas en varias ocasiones como malas interpretaciones de las órdenes por parte de los altos y medios mandos de las Fuerzas Militares. Según confirmó el Tribunal de Paz de la JEP, entre 2002 y 2008 tuvieron lugar 6.400 Falsos Positivos en Colombia.
