El doctor Frankenstein es un tipo audaz que quiere competir con Dios. Intenta rivalizar con su poder para crear vida con los recursos que tiene a mano, que no son los del el Todopoderoso sino los que el avance de la ciencia le permitía experimentar en el siglo XVII. Todos hemos escuchado o leído alguna vez la historia de Mary Shelley, el doctor que intenta crear el hombre perfecto de la nada, valiéndose de fragmentos de cadáveres. El resultado es un monstruo al que todos rechazan y temen, pero que resulta por tener un corazón humano y ser susceptible al dolor ajeno, aunque esto solo lo pueda entender la inocencia de una niña.
La historia de Frankenstein no fue producto de la imaginación de Shelley ni de un momento crucial de inspiración que la llevó a crear un texto pionero de la ciencia ficción. Sino la recopilación y estudio de un mito que recorría la Alemania de entonces, en lo que hoy es Hesse y Frankfort. Se trata de Johan Konrad Dippel, un científico aventurero alemán del siglo XVII, sobre el que tejió una leyenda negra que llegó a oídos de Mary Shelley en 1815. Tres años después, escribiría su obra inmortal.
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Dippel nació el 10 de agosto de 1673, hijo de un pastor luterano, estudio Teología en Giessel y publicó varios libros con el seudónimo de ‘Christianus Democritus’, de los que se conserva la mayoría. Allí sostenía que la verdadera religión no podía basarse en los dogmas, sino en el amor y la entrega al prójimo. En el libro del historiador rumano Radu Florescu, ‘In search of Frankenstein’ (En busca de Frankenstein), cuenta que éste llegó a predicar en Estrasburgo, aunque se dedicó su tiempo a aprender alquimia, quiromancia y anatomía. En 1711 se doctoró como médico en Liedden.
Reseña Florescu que en sus intentos de encarnar el sueño alquímico, descubrir la piedra filosofal (que transmutaba el plomo en oro) y el elixir de la vida, Dippel decidió a alojarse en el castillo de Frankenstein (situado a 5 km al sur de Darmstadt, en Alemania.), y firmar sus fórmulas y recomendaciones médicas con el nombre de Dr. Konrad Dippel Frankensteina.
En 1815, Mary Shelley y su marido Percy Bysshe Shelley visitaron a Lord Byron, quien retó a los Shelley a componer, cada uno, una historia de terror. Mary concibió una idea: esa idea fue el germen de la que es considerada una excelente novela de terror gótico.
Dippel trabajaba en sus experimentos con total secreto dentro del castillo. Asistía a sus clases, no tenía amigos y era celoso de su intimidad. Eso le creó cierta fama de ermitaño, excéntrico. Florescu comenta que su comportamiento extraño y su obsesión con la anatomía lo condujeron a experimentar con cadáveres robados del cementerio del pueblo, el Nieder-Beerbach.
En esta época descubrió un aceite animal conocido como aceite empireumático o aceite de Dippel (que filtraba tras machacar huesos humanos), que se emplea como antiséptico y para desnaturalizar los alcoholes. Incluso, una noche trabajando con nitroglicerina, destruyó parte de su laboratorio. También descubrió el color azul Berlín, en 1711. Con los ingresos obtenidos por sus ventas pudo continuar con sus estudios.
El fin de sus experimentos era transferir el alma de un cadáver a otro, esto se convirtió en rumor, que con los días cobró fuerza y comenzó a crear su leyenda negra. Una de las supersticiones que cuenta Florescu es que una noche aplicó electricidad a un preparado de minerales, “se sorprendió cuando observó cómo se desprendían estos, una carnosidades similares a las arañas, que se comportaban como seres vivos, porque crecían, se movían y comían unos a otros”.
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Su muerte fue algo extraña y no se ha llegado a un consenso. La versión aceptada y que Mary Shelley conoció fue que por la necesidad de mejorar sus ingresos con el aceite Dippel, intentó mejorar la fórmula. Llegó a robar cadáveres para destilar la esencia de la carne, como antes lo había hecho con los huesos; en una de esas pruebas se envenenó y apareció tendido en su estudio muerto. Los habitantes de Darmstadt, comenzaron a murmurar que había hecho un pacto con el diablo, y desde entonces no volvieron a acercarse al castillo, creando la leyenda que cautivó a Shelley.
Sobre el debate sobre si Shelley se inspiró en Dippel para su libro o si lo copió tal como se lo contaron, Radu Florescu (que estuvo tras los pasos de Drácula) dice que sí. Expone dos argumentos: el primero, el prestigio de la alquimia en la época en que vivió Dippel que lo llevó a afirmar poseer la clave para el “principio vital” que le permitiría crear vida partir de una materia inanimada. El segundo, es que fue expulsado de la Universidad de Giessen (aunque después se doctoró) por contraponerse a la autoridad de sus profesores esgrimiendo la autoridad de filósofos alquimistas como Paracelsus.
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Un fragmento de la pelicula Frankenstein de 1931 dirigida por James Whale y protagonizada por Boris Karloff interpretando al monstruo de Mary Shelley.
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Durante su vida, Mary Shelley fue tomada en serio como escritora, pese a que los críticos habitualmente no apreciaban los rasgos políticos presentes en sus obras. A su muerte, sin embargo, fue principalmente recordada como la esposa de Percy Bysshe Shelley y la autora de Frankenstein.
Tras la pista del verdadero Frankenstein
Dom, 01/09/2013 - 01:54
El doctor Frankenstein es un tipo audaz que quiere competir con Dios. Intenta rivalizar con su poder para crear vida con los recursos que tiene a mano, que no son los del el Todopoderoso sino los que