“Avatar”: La Ciudad de Murallas y Secretos (SPOILER ALERT)

Esta reseña contiene spoilers de la segunda temporada de “Avatar: El último maestro del aire”.

La segunda temporada de “Avatar: El Último Maestro Aire” complica las circunstancias para sus personajes y su contexto. Aang, el protagonista de esta serie, tiene solo unos meses para ganar maestría en los cuatro elementos y poder vencer al lider de la totalitaria Nación del Fuego. Mientras busca un maestro Tierra, Aang es arroyado por terribles circunstancias que nublan su juicio. Por otro lado, Suko, el desterrado príncipe obsesionado con capturar a Aang, se encuentra en una encrucijada emocional al reconocer que su motivación no refleja quien es en realidad.

Los caminos de Aang y Zuko convergen en Ba Sing Se, la capital del Reino Tierra, el último bastión de un mundo que resiste ante la crueldad de la Nación del Fuego.

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Aang teme por el daño que sus poderes pueden causar a los demás. Habiendo quemado accidentalmente a su mejor amiga y destruido toda una flota de la Nación del Fuego en el estado más pleno pero inconsciente de su poder, el joven Avatar busca la sabiduría necesaria para estar en completo control de sus emociones. Su amigable personalidad necesita complementarse por la resiliencia suficiente para enfrentar no solo las travesías por venir, sino también la posibilidad de perder a quienes ama. Bajo la severidad del entrenamiento de la maestra Toph, quien le arroja piedras inmensas esperando que pueda pueda mantenerse firme, Aang empieza a ganar algunos de los recursos que necesita, hasta que su aprendizaje es puesto a prueba cuando le arrebatan el último remanente de su extinta cultura: Appa, su bisonte volador. Entonces, el niño se enfrenta al dilema de dar prioridad a los intereses de un mundo que lo necesita ante su propio deseo de buscar a Appa y mantener a su nueva familia completa.

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Zuko no vivió una infancia normal a pesar de sus privilegios como Príncipe de la Nación del Fuego. En el excelente episodio “Zuko solitario”, el desgraciado y desterrado joven atraviesa desiertos y comunidades devastadas tanto por los invasores maestros fuego como por el Estado indiferente del Reino Tierra. Este muchacho empieza a recordar su infancia, particularmente cómo su hermana Azula fue el hijo que su padre siempre quiso: violenta, manipuladora, determinada y precisa; de esta manera, el personaje es presentado desde la masculinidad que reemplazó su empatía y la posibilidad de una identidad propia, con ambición y la impetuosidad inherente a una cultura que se considera a si misma superior a otra. Más adelante, es su tío Iroh quien entiende sus circunstancias, habiendo pasado por dudas similares durante su juventud. Esta figura paterna para Zuko intenta inyectar paciencia en su corazón, permitiéndole espacios para expresar su furia y reflexionar sobre la bondad que todavía existe en él. Esta relación tan bien construida que existe entre Iroh y Suko parte una formación fundamentada en la violencia de una cultura excepcionalista y totalitaria, pero explorada desde la reacción masculina al fracaso y la perdida de los seres queridos (Zuko perdió a su madre y Iroh perdió a su hijo durante una asedio militar).

Aang y sus amigos, así como Zuko e Iroh, llegan a la ciudad de Ba Sing Se, en las mismas condiciones que cientos de personas que perdieron sus hogares por la guerra. Durante episodios previos, nos enteramos del significado que esta ciudad tiene para las personas que migran hacia ella, especialmente aquellos habitantes del Reino Tierra que soñaban con la posibilidad de una nueva vida, pese a que no recibieron ninguna ayuda de la capital.

Ba Sing Se resulta ser un sitio de contradicciones. Los inmigrantes son “bienvenidos” e inmediatamente trasladados a la periferia, para ser hacinados y clasificados en empleos serviles a la jerarquía de clases sociales allí gobernante. Mientras Zuko e Iroh empiezan de cero como vendedores de té, esperando avanzar en la escalera social para estabilizarse en una mejor zona de la ciudad, el Equipo Avatar es traslado a la parte más privilegiada de la ciudad, siendo escoltados por una guía estatal que solo dirige su atención hacia la prosperidad de Ba Sing Se, y no hacia los métodos que tienen para reproducir esta complicada dinámica social.

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Las instituciones estatales de Ba Sing Se sostienen su sistema de clases justificando la “preservación de las tradiciones culturales de una civilización centenaria”, y ocultando a la ciudadanía la realidad del mundo de afuera. Ningún ciudadano de clase media para arriba, o siquiera el rey saben de la existencia de un conflicto armado; mientras, los pobres y los inmigrantes son obligados a olvidar su experiencia. Cuando Aang y sus amigos, desesperados por encontrar a Appa allí, son obstaculizados por la policía secreta, juntos descubren todo un entramado de violencia institucional encaminado a desaparecer a cualquier persona que sea negativa para el régimen o que pueda revelar toda la verdad acerca de esta metrópolis. Si bien juntos derrocan al lider de la fuerza policial, el Reino de Ba Sing Se sufre un golpe de Estado planeado por Azula, quien apela a los militantes de la policía secreta que no están dispuestos a ceder el estatus político que han mantenido durante años, solo para informar a la población del conflicto con la Nación del fuego, o explicar porque los más pobres viven en la periferia de la ciudad.

El clímax de la segunda temporada tiene a Azula como uno de los desafíos físicos y espirituales más interesantes jamás escritos. No solo utiliza las contradicciones de Ba Sing Se para tumbar la ciudad más importante del Reino Tierra, sino que también reconoce el conflicto dentro de Aang y Zuko. Justo antes de controlar las más plenas posibilidades de su poder, Aang es derrotado por Azula cuando ella reconoce su principal duda; dejar a ir a su amigos; por otro lado, apela a la confusión de Zuko para que traicione a Iroh y se una en su causa, convenciéndole de recuperar el favor de su padre.

Con Ba Sing Se, la capital del Reino de la Tierra, invadida por la Nación del Fuego, son pocas las posibilidades que tiene este universo ficticio para recuperar el equilibrio. Aang y Suko no pudieron *dejar ir*; el Avatar no pudo soltar sus relaciones de apego y el príncipe desterrado no pudo liberarse de una imagen que ya había probado nociva para su vida. A lo largo de la temporada, ambos conocieron no solo la devastación que la guerra ejerce sobre los territorios lugares, sino también las consecuencias de la misma en la esfera urbana: un sitio que, si bien se puede trabajar para la reparación de las víctimas de la violencia, también puede ser un lugar donde se espera borrar todo rastro de estas experiencias bajo una fachada de progreso y prosperidad.

El camino de Aang termina en la siguiente reseña.

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