Este escrito contiene spoilers...
En “Blade Runner”, unos androides ansiosos de libertad, pero malditos con una vida corta, eran perseguidos por la policía. En la secuela, los nuevos “replicantes” viven indefinidamente y no pueden decidir sobre su destino. De no cumplir con su función preestablecida, son condenados a ser rastreados y eliminados por un miembro de su propia especie. Cuando K, un replicante especializado en encontrar a sus congéneres rebeldes, descubre un pesado secreto sobre su naturaleza, las élites industrial y policiaca corren para eliminar esta información, antes de que la verdad destruya la estructura social.
Reseña de “Blade Runner”: https://www.kienyke.com/kien-opina/blade-runner-la- carrera-contra-la-mortalidad-por-carlos-yaya
Respecto a trama de “Blade Runner 2049”, ésta no explota la nostalgia de los fanáticos del primer filme; al contrario, utiliza los cimientos del clásico para continuar la conversación sobre sus temas. Allí en el futuro, las personas siguen desconectados del otro y aceptan ser violentos con minorías, argumentando en contra de su humanidad y su capacidad de autodeterminación. Incluso siendo seres sintientes, los replicantes pueden ser explotados, destruidos y reemplazados. Al mismo tiempo que su trabajo enriquece las arcas de algunos “innovadores” y “emprendedores”, son invitados al aislamiento, el consumo, y a no reconocer su propia experiencia o la de otros en la misma situación de servidumbre.
La verdad que K encuentra es sencilla pero poderosa: los replicantes pueden reproducirse. Entonces, si una criatura es capaz de reflexionar sobre su existencia y decidir crear vida, su experiencia es tan real como la humana. Saber esto le permite a K explorar la potencialidad de sus decisiones: encuentra valor en su memoria, permite que su robo-novia lo bautice con un nombre de pila, y empieza a actuar con la seguridad de que es el replicante más especial del universo: el producto del amor entre miembros de su especie.
Joe encuentra varios obstáculos durante su despertar: la élite tecnológica que no desea que sus sirvientes entiendan que su vida está llena de oportunidades, y la inminente insurgencia de un grupo de replicantes rebeldes en busca de un símbolo que unifique a su comunidad. Presionado por ambos frentes, Joe se entera de otra verdad incómoda: que es tan común como cualquier otro replicante. No obstante, Joe sabe que su existencia no puede ser del todo patética; su voluntad tiene que valer algo. En los últimos minutos del filme, Joe se coloca en la tarea de recuperar la dignidad del verdadero Elegido, no para empujarlo hacia la gloria, sino para darle el espacio de encontrar la misma oportunidad que él tuvo durante esta historia: un chance para decidir quién quiere ser, junto a la compañía de una familia que le ama.
Dirigida por Denis Villeneuve, “Blade Runner 2049” nos introduce de nuevo a un mundo imponente y extraño, pero emocionalmente familiar. A pesar del apoyo de herramientas digitales, el equipo encabezado por Villeneuve nos provee una imponente travesía para los sentidos. Empezando por lo visual, la cinematografía de Roger Deakins potencia el impacto de la soledad de Joe, dandole espíritu a los efectos especiales y la arquitectura del diseño de producción. La iluminación tan fría y los espacios tan reducidos de una gran cuidad se ven en contradicción con los colores vívidos de una industria totalmente geométrica y limpia. Si Dios tuviese computador, su fondo de pantalla sería un plano de “Blade Runner 2049”.
También dirigida por Villenueve: https://www.kienyke.com/kien-opina/peliculas- para-la-cuarentena-la-llegada
Al mismo tiempo, “2049” entrega una increíble partitura escrita por Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch, quienes marcan el ritmo del filme con el poder de una originalidad que parte de las bases de Vangelis, el legendario compositor de la entrega previa. Busquen pistas como “Mesa”, “Joi” o “Sea Wall”, y déjense maravillar por cómo la grandiosidad musical de esta obra, no pierde de vista la intimidad de su protagonista.
Las conclusiones de “Blade Runner 2049” elevan el material original al cielo, estando tanto al nivel de su predecesora como al tanto de una audiencia paciente. Si... se pasa unas cuantas medias horas de duración, pero la titánica ambición de su producción corresponde a la esperanza que nos deja alguien tan inspirador como Joe, quien encuentra consuelo, no llevándose toda la gloria mediante impresionantes hazañas o la exaltación de su individualidad, sino buscando la oportunidad de empujar a otro hacia la autodeterminación.
Por Carlos Yaya
