Cannabis de uso adulto, una decisión inaplazable

El pasado 2 de diciembre durante la votación en Viena de la Comisión de Estupefacientes, el órgano ejecutivo sobre políticas públicas de drogas de Naciones Unidas reconoció oficialmente las propiedades medicinales del cannabis y lo sacó de la lista de estupefacientes. 

Recientemente, el Senado de México aprobó la legalización de la marihuana de uso medicinal y recreativo, con el fin de “fomentar la paz y la seguridad de la sociedad contribuyendo en la disminución del mercado ilegal del cannabis psicoactivo y con ello del crimen organizado, la corrupción y la violencia”, según el comunicado oficial. 

En 2013, Uruguay se convirtió en una de las naciones pioneras en la legalización del uso de la marihuana de forma recreativa, cuando ni siquiera es legal de forma medicinal. Con esta medida, se buscó reducir la venta ilegal, garantizar la calidad y limitar el mercado clandestino. Hasta la fecha, los resultados han sido satisfactorios. Una dimensión del éxito de la legalización se centra en la reducción de costos: un gramo pasó de 4 a 1.3 dólares en este país, y el consumo se ha limitado a 10 gramos por persona a la semana. También el gobierno pronostica que se ha frenado el narcotráfico y se han sacado del mercado ilegal a por lo menos 12.000 personas. 

Otro ejemplo ocurrió el 17 de octubre de 2018, Canadá se convirtió en el primer país del G20 en permitir la venta y el consumo de marihuana con fines recreativos a nivel federal. Los datos revelados por el departamento de estadísticas, a través de la Encuesta Nacional de Cannabis, muestran que en los primeros meses de la legalización las ventas sumaron 676 millones de dólares canadienses ($1.883.873.130.642 COP). Solo entre junio y julio de 2019 las compras aumentaron 14% por lo que en el séptimo mes del año vendieron 104 millones de dólares canadienses en productos asociados a la marihuana recreativa. 

Mientras tanto, el proyecto legislativo que buscaba permitir el cannabis de uso adulto en Colombia fue rechazado en la sesión de la Cámara de Representantes. Después de la votación de 102 en contra y 52 a favor no se aceptó la modificación del artículo 49 de la Constitución Colombiana que establece que “el porte y el consumo de sustancias estupefacientes o psicotrópicas está prohibido, salvo prescripción médica”. 

Los objetivos principales expuestos por los autores Juan Carlos Losada y Juan Carlos Reyes Kuri consistían en regular el uso del cannabis recreativo y unificar la normativa actual sobre el cannabis para uso científico, siempre y cuando se cumplan los requerimientos establecidos. El texto hace énfasis también en la prohibición de consumo en áreas públicas, zonas comunes, zonas semiprivadas y entornos escolares; además de crear políticas de prevención y atención al consumo.

De acuerdo con los resultados de los países que han legalizado el uso de la marihuana recreativa, éste es un negocio lucrativo o, al menos, podría serlo si le permite prosperar dentro de un clima legal favorable. Si se llega a legalizar a todos los niveles, la marihuana tiene el potencial de generar miles de millones en ingresos, proporcionar millones de puestos de trabajo y ahorrar millones de dólares en hacer cumplir la ley. 

En proyecciones de expertos, el cannabis recreativo tendrá el 67% de las ventas legales a nivel mundial en 2025, mientras que el cannabis medicinal representará solo el 9%, disminuyendo el 23% en 2020 según el reporte. El cannabis ya es una industria global de casi US$170.000 millones, pero el mercado legal actual es de aproximadamente US$30.000 millones, dijo el director sénior de nicotina y cannabis en Euromonitor International, Shane MacGuill. 

A medida que avanza la regulación, se espera que el mercado legal capture el 40% de las ventas mundiales de cannabis en 2025, de manera que las empresas podrán aprovechar una gran base de usuarios existente. De acuerdo con las recientes cifras, la producción mundial de cannabis correspondería a unos $600 billones. Según Fedesarrollo si esta industria se consolida, por cada 470 hectáreas, se podrían generar 7.700 nuevos empleos y podríamos convertirnos en el primer productor mundial. Así también lo recalca Juan Carlos Echeverry, ex ministro de Hacienda y Crédito Público, quien afirma que las exportaciones generarían ganancias entre 2.300 y 17.700 millones de dólares y la oferta laboral sería tan grande como la generada por la industria de fabricación de plásticos o la producción de hortalizas (Tiempo, 2019). 

Legalizar el cannabis de forma recreativa es, en este momento, uno de los medios para mejorar la economía. No es el momento de hacerse el de la vista gorda y esperar que otras naciones sean las únicas beneficiadas de la producción colombiana. Aunque genere controversia esto debe estudiarse, no desde enfoque subjetivo, sino desde la perspectiva integral que incluye la concepción de esta industria como de alto potencial para irrigar beneficios a sectores económicos y nuevos emprendimientos, de los que ya varios países sacan provecho, además de la posibilidad que ofrece para consolidar enclaves de paz en territorios que aún viven conflictos por la falta de alternativas productivas sostenibles. 

Tomar decisiones contundentes respecto a la legalización determinaría una apertura para el fin de una prolongada guerra y una crisis socio-económica. Necesitamos un cambio y decisiones de fondo.

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