Carta abierta al Presidente de la República, a los Gobernadores y a los Alcaldes

Actúen, así ustedes no sepan quién soy yo. Pues la verdad poco o nada importa quien soy yo o mejor quien era yo antes del 19 de marzo. Yo pude haber sido una empresaria, una ama de casa víctima de violencia intrafamiliar, una importadora, una floricultora, una médica, una enfermera, una instructora de yoga. Yo pude haber sido una contratista independiente, o una trabajadora formal, o simplemente una jornalera o por qué no, una abogada. Pude haber sido una lectora, una librera, una editora, una comentarista deportiva. Una empresaria del espectáculo, una vendedora de tiquetes o por qué no, una revendedora. Pude haber sido una funcionaria pública o una líder social. Pude haber sido una rentista de capital o una arrendataria. Pude haber sido una prostituta. ¿Qué más da lo que pude haber sido, cuál haya sido mi filiación política y al dios al que me haya encomendado? Si yo al igual que ustedes y que los millones de colombianos estamos guardados en el lugar que la vida nos puso ese 19 de marzo, sin que ni ustedes ni yo hubiéramos entendido que ese hasta mañana del final de la jornada laboral, sería un hasta pronto.

Y hoy sin importar de qué rincón de Colombia escribo y quién haya sido, imploro a ustedes para que adopten medidas efectivas para que cuando podamos salir a la calle no nos encontremos muertos en vida y con millones de manos abiertas y tendidas esperando un pedazo de pan. Entiendo que ustedes, al igual que millones de colombianos hemos tenido noches en vela. Pero lo que ustedes no han entendido, es que si no actúan alivianando las cargas, encontrarán un país cerrado. Los almacenes no tendrán como abrir sus puertas. Los actores y cantantes no tendrán espectadores. Los restaurantes no tendrán comensales. Los aviones seguirán en tierra. Y los hoteles seguirán habitados por los fantasmas en pena. No habrá quien compre una empanada en la esquina. Tal vez sobrevivirán los bares, pero no habrá dinero para comprar un guaro para ahogar las penas.

No importa quién haya sido o quién vaya a ser. Todos los colombianos reclamamos medidas concretas, en adición a las que ya han adoptado y que están enfocadas a sectores y segmentos muy específicos de la población. Aquí les propongo algunas de ellas: (i) ampliación de los plazos para la presentación de las declaraciones de impuestos nacionales, departamentales y municipales, (ii) ampliación de los plazos para el pago de los tributos aduaneros, (iii) reducción de las tasas de interés para los acreedores fiscales morosos, (iv) reducción en los plazos para conceder las devoluciones o compensaciones de impuestos, (v) reducción en las tarifas de aportes parafiscales y un mayor plazo para su presentación y pago, (vi) supervisión especial a las entidades financieras para que éstas trasladen a sus clientes las condiciones blandas de los préstamos recibidos de las bancas multilaterales o de los bancos de primer piso. Por supuesto habrá otras y mejores medidas para adoptar, pero estas son las medidas que sin que ustedes sepan quién soy yo, y sin que yo sepa quién seré después del 13 de abril, les imploro adopten.

No se demoren. Actúen ya. De lo contrario el hambre correrá más rápido que el Covid 19.

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