La vida es un camino de constante aprendizaje, todas las cosas buenas y malas que nos pasan nos dejan un saldo de nuevos conocimientos y experiencias, siempre he creído que una de las claves de la felicidad es mantener una de las más lindas características que tenemos cuando somos niños, me refiero a la capacidad de sorprendernos, de mover nuestras fibras gracias a nuevos descubrimientos, lamentablemente, cuando crecemos, también nos damos cuenta que sorprendernos también puede ser a causa de hechos negativos que ocurren, hechos que nos llenan de tristeza, a los que no encontramos explicación o razón de ser, como por ejemplo, una muerte absurda y deslealmente justificada con fines políticos.
No puedo dejar de sentirme identificado con usted, siento empatía, de cierta forma, aunque no nos conocimos percibo cercana su partida; ambos dos adultos de 39 años, salvo disposición divina en contrario, en promedio es la mitad de una vida, en su caso, cobardemente arrebatada, ambos tenemos dos hijos pequeños, su hija menor de escasos tres meses, hoy no entiende lo que pasa, mañana se preguntará porque fue privada de su padre, nadie podrá darle una explicación satisfactoria.
Siento profundo dolor también cuando veo a su padre, un hombre proveniente del campo a quien le pesan los años, con los ojos llenos de tristeza reclama al Gobierno y a las autoridades su partida. Creo yo, que no hay peor abrazo que el que se recibe de quien aprieta fuerte con el cuerpo, pero cuya alma y corazón no lo sienten de verdad. Lo vi en televisión con la cara de quien pierde un pedazo de su corazón, recibiendo abrazos de personajes a quienes evidentemente importaba más lograr el mejor ángulo para las cámaras, pero que desde el primer día minimizaron la muerte de un ser humano.
Gracias Subintendente por sus más de catorce años al servicio de todos, ochenta reconocimientos y felicitaciones de la institución demuestran que usted era un gran Policía. En promedio, durante su servicio, recibió un reconocimiento cada dos meses, su familia y todos los colombianos de bien nos sentimos orgullosos de tener a Policías de su nivel y calidades.
No me siento en la capacidad de darle las gracias por ofrendar su vida por todos nosotros, no, porque no debió pasar, antes de ser Gobierno, el entonces Senador Gustavo Petro y su grupo político se dedicaron a deshumanizar a los Policías, a tratarlos de corruptos y violentos, hoy con su muerte, recogemos la cosecha del odio y la instrumentalización política de la Policía que hiciera la entonces oposición.
En el Gobierno todo empeora, Petro y su Ministro han dedicado todos sus esfuerzos por seguir des institucionalizando la Policía, primero, con la masacre laboral de buenos Generales, preparados y con experiencia, conocimientos perdidos, desechados, solo recuperables con el tiempo. Sin embargo, el daño esta hecho, ahora continúan con su plan de sacar a la Policía del Ministerio de Defensa, cortando sus vasos comunicantes en materia de inteligencia e interoperabilidad, lo que solo conviene a los criminales que ven con beneplácito como cada medida es más perjudicial que la anterior y, que disminuye cada vez más a la entidad que debe perseguirlos.
Todo parece estar mal con lo ocurrido en Caquetá, ¿Quiénes son las guardias campesinas? ¿En qué instrumento legal se amparan? ¡En ninguno! no son más que grupos de campesinos instrumentalizados e infiltrados por las disidencias de las FARC, grupo terrorista que pretendía extorsionar a la petrolera finalmente destruida. El Gobierno tenía conocimiento hace meses, a pesar de esto, reclaman sus compañeros que los dejaron solos, que no hubo apoyo del Ejército, que los abandonaron en las manos de sus captores y verdugos.
Así estaban ellos, sus compañeros, secuestrados, humillados y torturados. ¿Cómo más puede llamarse al hecho que durante el secuestro hayan tenido que soportar ver su cuerpo sin vida, embolsado, al lado de donde estaban privados de su libertad? ¡Eso se llama humillación, se llama tortura!
No, no puedo darle las gracias por ofrecer su vida por nosotros, solo puedo pedirle perdón, porque el Gobierno que hoy tenemos, llama con cinismo retención al secuestro y, justifica su muerte con el concepto vacío de “cerco humanitario”, usted dio su vida por culpa del Gobierno que dice protegerla, Dios permita que su nombre quede en el alma de todos los colombianos para que no volvamos a elegir a un Gobierno que privilegia a los bandidos para enterrar a los héroes.
