El departamento del Cauca se enfrenta a una problemática de violencia que ha tenido un impacto significativo en su población. La región ha sido históricamente afectada por el conflicto armado, y en los últimos años, esta violencia se ha recrudecido, causando un profundo sufrimiento a la población local. Esta situación en el Cauca es el resultado de una serie de factores complejos, que incluyen la disputa por el control territorial, la pobreza extrema y la desigualdad, así como la falta de una presencia efectiva del Estado colombiano en la región. Todos estos elementos han creado un entorno propicio para la violencia y la inseguridad.
En el Cauca, operan diversos grupos armados ilegales vinculados al narcotráfico, como las disidencias de las FARC, la Segunda Marquetería, el ELN y los paramilitares como las AGC (o Clan del Golfo) y las bandas criminales locales. Además, la presencia del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) ha estado en medio de la controversia debido a su supuesta participación en actos de violencia y desestabilización en la región.
Las consecuencias de esta violencia son devastadoras, con pérdidas de vidas humanas, desplazamiento forzado de población y un impacto negativo en el desarrollo económico y social de la región. A pesar de la gravedad de la situación, la respuesta del gobierno actual ha sido insuficiente y poco efectiva, lo que ha dejado a la población del Cauca en una situación precaria.
Comparando esta situación con la problemática en Gaza, encontramos similitudes notables, ambas regiones han experimentado un conflicto prolongado que ha tenido graves consecuencias para la población civil. En Gaza, la población se ha enfrentado a restricciones a la movilidad y la violencia constante, lo que ha resultado en un alto sufrimiento, al igual que en el Cauca. Según cifras de la Unidad de Víctimas, en el primer semestre de 2023 se registraron 2.500 nuevos casos de desplazamiento forzado en el departamento. Esto representa un aumento del 20% con respecto al mismo período del año anterior. La falta de movilidad de la población civil es otro fenómeno que afecta al departamento del Cauca, donde la mayoría de las personas se ven obligadas a permanecer en sus hogares por temor a la violencia. El Cauca registra un aumento de la violencia en 2023, con más de 400 homicidios y numerosas masacres.
Sin embargo, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, parece centrarse en emitir opiniones sobre la situación en Gaza, a pesar de no haber logrado avanzar de manera significativa en la resolución de la crisis en el Cauca, sino que por el contrario, esta ha empeorado. Asimismo, la permisividad hacia el CRIC, que ha estado involucrado en actos de violencia y desestabilización en la región, es una cuestión que debe ser abordada con seriedad. El CRIC ha llevado a cabo ataques contra la propiedad privada y actúa de manera violenta y desafiante, como lo demuestran los incidentes recientes en la Revista Semana en Bogotá y el control de más de 2000 hectáreas de tierras agrícolas de manera violenta, lo que impide que las comunidades caucanas puedan trabajarlas. En un país democrático, esta situación no debería ser tolerada.
Es fundamental recordar que el Cauca no es solo de los indígenas, sino de todos los caucanos, incluyendo a aquellos que desean trabajar y progresar en la región. Las comunidades campesinas y rurales, los afrodescendientes y mestizos, que son la mayoría en comparación con la población indígena, también tienen un papel fundamental en el desarrollo de la región.
La falta de avances en el Cauca y de una respuesta efectiva a la violencia en esta región plantean interrogantes sobre la capacidad del gobierno de Gustavo Petro para abordar problemas internos. Se suma a esto la falta de un responsable claro dentro del Gobierno Nacional para el Cauca.
En lugar de emitir opiniones sobre conflictos en el extranjero, el presidente debería enfocar sus esfuerzos en proteger a la población del Cauca, buscando el equilibrio entre todos los actores del desarrollo económico del departamento y así promover la paz y la estabilidad. La incoherencia entre las palabras y las acciones del gobierno sólo socava la confianza de la población y prolonga el sufrimiento en el Cauca. La población del Cauca merece un liderazgo efectivo que se preocupe por resolver sus problemas internos antes de opinar sobre asuntos internacionales.
