Lucía Amaya Martínez

Vicepresidenta de Recursos Humanos de Scotiabank Colpatria con experiencia de 25 años en varias compañías nacionales y multinacionales de los sectores alimenticio, manufacturero, servicios, finanzas, consumo masivo y transporte internacional.
Es Ingeniera Industrial de la Universidad Tecnológica de Bolívar, tiene una especialización en Gestión de Recursos Humanos de la Escuela Naval Almirante Padilla / EAN y cuenta con diversas certificaciones y estudios complementarios en coaching y liderazgo ejecutivo en la Universidad de Los Andes y algunas universidades de Estados Unidos como Berkeley, Cornell y el centro de estudios de negocios Ross en la Universidad de Michigan.

Lucía Amaya Martínez

Cerremos el año

Desde hace mucho tiempo tengo unos rituales de cierre de año que aplico consistentemente. Básicamente me ayudan a evaluar cómo me fue y también qué deseo conseguir para el próximo año. Se parece también a lo que hacemos a nivel organizacional cuando pensamos en las conocidas evaluaciones de desempeño y que son un reto enorme tanto para el líder como para el colaborador.

En mi experiencia en recursos humanos, pienso que no son procesos tan exitosos porque a veces nos falta la “mística” alrededor de las mismas. Puede que las hagamos a la ligera en el último momento, por cumplir, sin lograr un verdadero valor para nadie.

Yo he sido objeto de evaluaciones de desempeño en toda mi vida laboral. Cuando pienso en las que han sido muy buenas, han partido de la claridad. Una conversación sobre cuáles son las metas del año que inicio (en los temas claves del trabajo) y cuáles son mis objetivos de mejoramiento (en las competencias). Luego, han estado precedidas por varias conversaciones sobre “cómo vamos” en diferentes momentos del año; para lo cual, cuando llega el cierre, todo está bastante claro tanto para mi jefe como para mí; he podido hacer ajustes en mis comportamientos o en mi trabajo, de tal forma que no hay sorpresas.

Esto que he descrito anteriormente es como un manual de libro que no necesariamente sucede en todos los casos.

Antes mencioné la palabra “mística”, que para mí significa el valor trascendente que le doy a alguna situación. Si yo le doy importancia a los procesos de revisión del desempeño, porque contribuyen a hacer de mí un mejor colaborador y una mejor persona, entonces esto ya es a otro precio; si como líder lo veo de igual importancia para mi equipo, seguro que lo haría de otra manera, pues claramente lo lleva a otra dimensión.

Si vemos nuestro trabajo como trascendente, va a ser importante entender cuál es la forma como contribuimos al logro de los resultados en la organización en la que estamos. Desde que era practicante hasta hoy, siento que mi trabajo es de gran impacto y quiero saber qué se espera de mí en lo que hago. También sé que no soy perfecta, que estoy en proceso de desarrollo permanente y que hay algunas cosas en mis comportamientos que ayudan o impiden que sea cada vez mejor o que logre más o menos objetivos en compañía de otros.  Desde allí, también me gusta que mi “cierre de año” organizacional sea bien importante.

Si eres líder, mi invitación es a regalarle de navidad a tu equipo un cierre de año que les de mucha información de cómo están contribuyendo, reconoce lo que está bien, muéstrale los temas en los que tiene que trabajar, tanto en lo técnico como en lo humano y, por otro lado, si eres un colaborador, dueño de tu carrera y de tu desarrollo, prepara conscientemente el momento, no llegues solo a recibir, también resalta lo que piensas va bien, reconoce lo que sabes se puede mejorar, agradece por el trabajo conjunto del año, pide más ¡Rétate más! Que sea un momento muy especial. También reconoce y dile a tu líder cómo quieres que te apoye para crecer.

Pero también en mi vida personal es un momento importante para cierres. Te comparto lo que hago por si quieres aplicarlo. De alguien que te he mencionado antes (Gerardo Schmelding Torres) aprendí unos indicadores denominados ‘Indicadores de Bienestar’. Suelo empezar el año revisando cómo estoy en cada uno de ellos, me pongo metas y las dejo escritas en mi cuaderno, y cuando voy terminando las retomo y me doy cuenta si avancé.

Te los comparto a continuación, la idea es poner una calificación del nivel en que inicias el año, por ejemplo, de 1 a 100, y qué quisieras hacer para subir el resultado, para que al final del año también objetivamente puedas revisar el avance:

  1. Relaciones: revisa todas las relaciones de tu vida, familia, trabajo, amigos, pareja, socios, las que consideres que son valiosas. Piensa cómo te llevas en general en cada una de las categorías. Debes estar muy atento porque puede haber un truco en pensar que si están mal es por los demás. Esas que no tienen buena nota, son un reto para ti, entonces vale la pena ver en qué puedes mejorarlas, siempre desde ti.
     
  2. Recursos: incluyen todos los temas materiales, no solo el dinero, en cómo utilizas los recursos que tienes a tu disposición, si te fluyen, si se te dificultan. Cuando califiques también pregúntate qué puede estar pasando y qué pudieras hacer diferente.
     
  3. Salud: ¿cuántas gripas has capturado este año?, ¿cómo está tu peso?, ¿has ido al médico?, ¿has dormido los suficiente?, ¿estás haciendo ejercicio?, son algunas guías para revisar cómo vas por ahí.
     
  4. Capacidad de adaptación: tu adaptabilidad es fundamental para transitar por la vida, qué tanto te está costando, te resistes mucho a las nuevas cosas, ¿eres de los que siempre tienen una objeción? Este es un indicador muy valioso.
     
  5. Paz interior: para definirlo mas fácil, pienso que es esa situación de tranquilidad en general con la forma como llevas tu vida, viene de la coherencia y el cuidado que tienes contigo y tu experiencia de vida y también se relaciona con lo espiritual que hay en ti, desde donde sea tu creencia.

Cada año tengo unas buenas notas y otras por mejorar y eso genera más trabajo en mí y me emociona; ver que avanzo y también qué me falta, con la tranquilidad de que soy un ser humano en continuo desarrollo en todas las áreas de mi vida.

Espero que tengas un maravilloso cierre de año, disfrutándolo como tiene sentido para ti y también ocupándote de seguir trabajando en ser mejor cada día, en tu mundo profesional y en tu dimensión personal, como lo que eres, un ser completo.  

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Lucía Amaya Martínez
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