¿Cómo votarán los Estados Unidos?

Comienza la recta final para las elecciones del 3 de noviembre en los Estados Unidos. Ya escuchamos a los candidatos, vimos los debates y presenciamos una de las campañas más polarizadas (sin duda las más atípica) de los últimos años. El mundo entero espera con ansias los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. El ganador no sólo marcará el rumbo de los ciudadanos de ese país, sino que será un jugador clave en el ámbito de la política internacional y en la reconstrucción económica del mundo después de la pandemia del COVID-19.

Hace varios meses, en junio para ser exactos, hablamos sobre los distintos temas que estarían sobre la mesa de discusión durante la carrera presidencial del 2020. Muchos de los temas que previmos en su momento, se mantuvieron a lo largo de la carrera. Ej: El COVID-19, la crisis económica provocada por el virus y el racismo. Hubo otros nuevos que tomaron mayor fuerza de la que tenían en el momento de escribir esa columna como el cambio climático, el aborto, la inmigración y la Ley de Salud Asequible llamada ObamaCare.

Durante las últimas semanas, los candidatos mostraron sus posturas a través de los debates y diferentes actos públicos. También pudimos observar el tono sobre los temas y el tipo de liderazgo que ambos candidatos están proyectando. Estos temas además de ser importantes en el debate nacional sobre las elecciones cobran una especial importancia dentro de los estados claves llamados “swing states” o estados pendulares que son decisivos para elegir al próximo presidente de los Estados Unidos.

El cierre de campaña es una apuesta para convencer a esos estados que marcarán la diferencia por su número de delegados ante el colegio electoral el 3 de noviembre. Debemos recordar que, a diferencia de Colombia, el voto popular no garantiza la victoria de un candidato sobre el otro. En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el resultado no depende directamente del voto ciudadano. Los ganadores son determinados por el voto de los “electores”, quienes son parte de un proceso llamado Colegio Electoral.

Desde que se redactó la constitución de este país, se utilizó este método para encontrar un punto intermedio entre el voto popular ciudadano y la votación al Congreso, es así como a mayor número de habitantes, un estado tiene más “electores” en este colegio electoral. Desde 1964 el Colegio Electoral tiene 538 electores lo que significa que el ganador debe obtener al menos 270 votos para ganar. Sin duda este método ha generado muchas críticas y hay quienes lo consideran antidemocrático, sin embargo, ninguna enmienda ha sido aprobada en este sentido.

Dicho lo anterior, revisaremos los estados claves o “indecisos” que son: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Arizona, Georgia, Carolina del Norte, Minnesota y La Florida. Estos estados tienen poblaciones históricamente divididas, y representan 127 votos, por eso son considerados claves para definir al ganador en las próximas elecciones.

Para la campaña de este año, la batalla por los “swing states” es especialmente intensa en La Florida, Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Recordemos que en las elecciones anteriores el voto popular lo ganó Hillary Clinton mientras que, en estos estados, ganó el presidente Donald Trump y aseguró por ellos su ingreso a la Casa Blanca. Para el presidente Trump, será crucial retenerlos para intentar asegurar su reelección.

De acuerdo con the Guardian’s poll tracker, una herramienta que toma un promedio de 14 días de las encuestas en los estados pendulares, Joe Biden se encuentra ganando las encuestas en La Florida, Carolina del Norte, Michigan, Wisconsin, Pensilvania y Arizona, en algunos estados con una diferencia menor de 5 puntos (Florida, Carolina del Norte y Arizona) y en otros con una mayor de 5 puntos (Wisconsin, Pensilvania y Michigan). Lo anterior significa que todos los “swing states” que apoyaron a Donald Trump en el 2016, después de haber apoyado a Barak Obama en el 2012, acompañarían al demócrata Joe Biden.

Los candidatos conocen la importancia de los “swing states” por eso, durante esta semana se han dedicado a conquistar estos territorios. Uno de los estados más peleados este año ha sido Pensilvania (20 votos en el colegio electoral). Este estado votó durante dos décadas por el aspirante demócrata, sin embargo, en el 2016 Trump se impuso allí. Actualmente, las encuestas sitúan a Biden, nacido en este estado, 5.5 puntos por encima del presidente Trump. La estrategia del presidente Trump para asegurar Pensilvania se basa en la posición poco clara de Joe Biden respecto al fracking y en su apoyo a las energías renovables. En Pensilvania, este sector emplea alrededor de 30.000 personas y es el mayor productor estadounidense de gas natural después de Texas.

Otro estado fundamental para las elecciones en Estados Unidos es La Florida (Representa 29 votos en el colegio electoral). Los dos candidatos lo saben y es por esto, que han gastado más dinero en este estado que en ningún otro estado. Según cita un artículo de la revista Time de esta semana, la campaña demócrata lleva gastados USD 154 millones en Florida, mientras que la campaña de reelección del presidente Trump ha gastado USD 103 millones. Durante esta recta final, el presidente Trump, el vicepresidente Mike Pence, Joe Biden y el expresidente Barack Obama pasarán por La Florida antes del esperado 3 de noviembre.

Millones de votantes ya han depositado su voto o lo han enviado por correo, mientras que millones se preparan para salir a votar el mismo 3 de noviembre. Las encuestas parecen dar como ganador a Joe Biden, sin embargo, existe cierto recelo sobre estas después de lo ocurrido en el 2016. Durante las elecciones presidenciales del 2016 se dieron varios factores que la hicieron una elección atípica. El voto vergonzante, la supuesta intervención de otros países y la desinformación en las redes sociales las hicieron unas de las elecciones más controversiales de los últimos años. Este año parece que se está intentando corregir esos factores, especialmente el tema de la desinformación en redes sociales.

Queremos resaltar como las redes sociales están jugando un papel importante en las elecciones de una forma positiva. Las grandes plataformas como Facebook y Twitter han activado mecanismos para evitar la manipulación de votantes por medio de noticias falsas. 

Dentro de las medidas anunciadas por Facebook, se encuentra ralentizar la propagación del contenido viral y bajar el umbral para suprimir publicaciones potencialmente provocadoras. Además, ajustar el servicio de noticias para cambiar el tipo de contenido que ven los usuarios. Estas herramientas implementadas juntas podrían alterar lo que ven millones de personas en Estados Unidos cuando inician sesión y así disminuir su exposición al sensacionalismo, las incitaciones a la violencia y la desinformación.

Por su parte, los usuarios de twitter en Estados Unidos son redirigidos al paso de "retuitear con comentario" directamente una vez pulsen el botón de ‘Retuit’, aunque si dejan ese espacio en blanco podrán retuitear sin comentario, como sucede por defecto en el resto del mundo. La idea de este mecanismo es forzar el paso de retuitear con comentario para que los usuarios reflexionen sobre el contenido que están promocionando y contener así la extensión de desinformación, información no contrastada u opiniones irrespetuosas. Igualmente, twitter tampoco permitirá recomendaciones de contenido "me gusta" o "seguido por" proveniente de usuarios a los que no se sigue y se limitará la lista de tendencias de la red social a temas que incluyan contexto.

A diferencia de las elecciones del 2016, las redes sociales están intentando ayudar a las personas a encontrar información precisa, registrarse para votar, comprender mejor el proceso de votación y sentirse informadas respecto de las opciones que tienen.

Queremos también resaltar el papel de la ciudadanía en la promoción electoral viendo a diferentes deportistas, celebridades y líderes de opinión impulsado campañas e invitando a las personas desde hace un tiempo a registrarse y a salir a votar.

Las encuestas dan como ganador a Joe Biden, pero sólo el 3 de noviembre conoceremos los resultados. El martes sabremos si el voto oculto o vergonzante sigue teniendo fuerza o si los estadounidenses castigarán a Trump en las urnas por su actitud retadora o su manejo de la pandemia del COVID-19. El 3 de noviembre sabremos el tipo de liderazgo que representará a la mayor economía del mundo y por donde comenzará la reconstrucción económica y social de este país en la post pandemia. Ese día conoceremos el tipo de principios por los que se inclinan los americanos. Trump insiste en seguir “haciendo grande a Estados Unidos” y Biden en “que los mejores días están por venir”. Dos estilos, uno autoritario, ególatra que aún después de 4 años se autodenomina un “outsider”, el otro un político conciliador, introvertido y de trayectoria amplia en el congreso.

¿Quién ganará? Estados Unidos pronto decidirá.

P.D. Tuve el gusto de escribir esta columna a cuatro manos con María Paz Martínez una colega de trabajo a quién considero una gran consultora en Asuntos Públicos. Valoro sus puntos, opinión y capacidad de análisis, por eso decidí invitarla a la que espero que sea la primera de muchas colaboraciones que hagamos juntos.

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