Lucía Amaya Martínez

Vicepresidenta de Recursos Humanos de Scotiabank Colpatria con experiencia de 25 años en varias compañías nacionales y multinacionales de los sectores alimenticio, manufacturero, servicios, finanzas, consumo masivo y transporte internacional.
Es Ingeniera Industrial de la Universidad Tecnológica de Bolívar, tiene una especialización en Gestión de Recursos Humanos de la Escuela Naval Almirante Padilla / EAN y cuenta con diversas certificaciones y estudios complementarios en coaching y liderazgo ejecutivo en la Universidad de Los Andes y algunas universidades de Estados Unidos como Berkeley, Cornell y el centro de estudios de negocios Ross en la Universidad de Michigan.

Lucía Amaya Martínez

Conversaciones sobre el liderazgo

Desde los inicios de mi carrera profesional, siempre me ha parecido apasionante conocer sobre el proceso de desarrollo de las personas al interior de las organizaciones. Se podría decir que todo está dicho sobre el liderazgo, pero también que siempre habrá cosas por contar: ¡Tantas como observadores hay y tanto como cambien los tiempos! Así que, por fortuna, el aprendizaje continuo está garantizado. 

En este espacio les compartiré mis apreciaciones sobre liderazgo, desde mi punto de vista, desde lo que he tenido la oportunidad de vivir en mi camino profesional y en mi propia experiencia como líder; sobre mis lecturas y sobre interesantes conversaciones con personas que también trabajan en el mundo de los Recursos Humanos con este enfoque. 

Como punto de partida, les comparto un consejo que recibí hace mucho para una situación específica, y que terminó quedando para siempre en mi vida, en cada nuevo reto que he emprendido: “hay que declararse aprendiz”. Un aprendiz siempre tiene la mirada nueva. Como sabe que no sabe, reconoce en otros el camino que han recorrido, pregunta, indaga y sobre todo el declarante aprendiz te exige una virtud que considero básica para el liderazgo: la humildad.

Conversando con Patricia, una buena amiga consultora de SerCanal, sobre los imprescindibles del liderazgo, llegamos a otro punto fundamental: el propósito. ¿Para qué eres líder? Y ojalá que la respuesta a esta pregunta sea tan profunda como algo esencial en nosotros. 

Puede ser que para alguien su propósito sea el servicio o específicamente servir. Con esto en mente, la invitación es que cada vez que evaluemos nuestra gestión, nos preguntemos si la forma como actuamos en el día a día como líderes está siendo coherente con esta declaración. Si es así empezará a notarse y será la base de la inspiración en los que nos rodean.

Para ejemplificar otro aspecto que considero importante, puede que algunas veces en el día a día nos sintamos incómodos al notar que con nuestros comportamientos y actitudes estemos afectando las relaciones con el equipo, con los compañeros o con nuestros resultados. Esto es una buena señal ya que el nivel de consciencia ha despertado.   

Con la atención puesta en uno, empezar a desarrollar la capacidad de auto observarse será clave para conocerse. Siempre, con la humildad como virtud cardinal, es importante tener claridad de quiénes somos y qué partes de nuestra personalidad nos ayudan o limitan para lograr los objetivos, esto permitirá comprometerse con el desarrollo personal, que es inicio de cualquier camino hacia ser cada día mejor persona y como consecuencia: un líder de profundo impacto en los que nos rodean.

Por último y muy importante, cuando somos líderes y tenemos sobre nuestros hombros la responsabilidad de ser ejemplo, de acompañar al equipo, de inspirar, de lograr resultados, es clave recordar siempre que somos humanos y que cometemos errores. Desde allí, y con el deseo de aprender podremos crecer, rectificar y recomenzar, cada vez desde un mejor lugar, para avanzar. 

Podría decirles que, en mi experiencia profesional, los mejores líderes que conozco son personas maravillosas, humildes, con claro propósito, que se ponen el reto de crecer, que reconocen sus límites y que se aseguran de modelarse y modificarse para lograr ser buenos ejemplos e inspiración hacia sus equipos y organizaciones.  

También he visto que el liderazgo es un camino que no acaba, pero por fortuna un camino, donde siempre se pueden dar nuevos pasos, con el corazón conectado consigo mismo y con los demás. El fin último del liderazgo es hacer del lugar donde impactó un sitio mejor, en todos los sentidos y este trabajo empieza definitivamente por nosotros.

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Lucía Amaya Martínez
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