El 2022 ha sido para los colombianos un año lleno de novedades y cambios en
muchas esferas de la vida cotidiana. Tuvimos un año electoral que trajo profundos
cambios políticos. También, a nivel económico, el año que termina ha
representado dinámicas muy aceleradas en las empresas y en los trabajadores.
Además, las inclementes lluvias han generado terribles impactos en las regiones.
Este año muchos de los esfuerzos se concentraron en reactivar el comercio, el
emprendimiento y el empleo de la gente, luego de los estragos que dejó la
pandemia. Resultado de ello tenemos que Colombia será uno de los países del
mundo que más crecerá durante el 2022, 7,6% para la OCDE, 7,1% para el Banco
Mundial y 6,9% para el Banco de la República, siendo este el escenario más
conservador.
Son al menos tres años en los que ningún colombiano ha parado un solo instante
para mantener a flote el país, la sociedad y sus propias familias. Esto demuestra el
gran talante que tenemos y al mismo tiempo que es justa una pausa en este
diciembre para reunirnos con nuestros seres amados y atesorar los momentos
esenciales de la vida.
Cada rincón de nuestro país es maravilloso así que la invitación en estas semanas
o días de descanso es recorrerlo. El sector turístico y hotelero representa un gran
potencial, así lo corroboran los cuatro millones de extranjeros que, según datos de
Anato, ingresarán a Colombia al cierre de 2022, un aumento de entre el 90 y 95%
en comparación con el año 2019. Es hora de valorar el tesoro que tenemos como
nación turística.
Parte de este esfuerzo por impulsar el turismo en nuestras regiones lo hemos
perseguido desde nuestra llegada al Congreso. Recientemente, en la reforma
tributaria logramos mantener una tarifa especial en renta del 15% para los hoteles
y complejos turísticos nuevos que se construyan en municipios pequeños de
menos de 100.000 habitantes. Esto beneficiará a la enorme mayoría de los
municipios del país: 1.055 de los 1.123 municipios. Con esta medida, se llevará
más desarrollo y progreso a nuestras regiones.
Este diciembre y enero salgamos, admiremos los paisajes naturales que nos
brinda Colombia, nuestra hermosa patria. Disfrutemos de lugares exóticos como el
Amazonas o el Putumayo, la siempre bella Cartagena, el eje Cafetero y Antioquia,
la Sierra Nevada de Santa Marta, Nariño y su Santuario de Las Lajas, la costa
pacífica con sus sabores inigualables, nuestro altiplano cundiboyacense, el cañón
del Chicamocha, el desierto de la Tatacoa y la imponencia de los llanos orientales.
Son tantos lugares que es imposible mencionarlos todos.
Capítulo aparte me permito mencionar a mi departamento, Córdoba. Desde sus
playas en San Antero, San Bernardo del Viento y tantas otras; su riqueza en
biodiversidad, ideal para disfrutar de un ambiente tropical; la bahía de Cispatá con
sus frondosos manglares; nuestro majestuoso río Sinú, una de la más importantes
fuentes fluviales de la costa caribe; mi tierra natal Cereté, la capital del oro blanco
dada su alta productividad de algodón; Lorica, reconocida por su arquitectura, en
cuyo centro histórico se mezclan los estilos republicano y árabe, y muchísimos
lugares más que no alcanzo a mencionar aquí.
Vale la pena conocer nuestro país y enseñarles a nuestros hijos la hermosa patria
en la que nacieron. Una última reflexión: qué mejor lugar que los paisajes, los
bosques, las ciudades, los ríos y los mares de Colombia para tomarnos esta
pausa tan necesaria e iniciar un 2023 lleno de prosperidad, crecimiento y
aprendizaje. Vamos juntos hacia adelante, construyendo un país más justo y con
más oportunidades para todos.