Futbolistas y micrófonos

Muchos llegaron desde la autoridad que dan la experiencia y el conocimiento, con decencia en las palabras y profundidad en el análisis.

Otros aparecieron sin preparación, en paracaídas, para instalarse bruscamente en un medio que siempre detestaron.

Complejos personajes, creados por ellos mismos, por periodistas incapaces de darle vitalidad a sus opiniones, o por empresarios que prefieren la viralidad a la credibilidad y el respeto. Varios de ellos se convirtieron en memes, como objeto de burlas.

No son fáciles, porque al pensamiento disidente le responden con agresiones. Le extienden la alfombra roja al mal lenguaje, a los intereses personales, al sexismo, a las groserías, a las anécdotas acomodadas con sorna y a la tergiversación de la historia. Maldita es la costumbre de dirigir la memoria.

Representan jugadores, descabezan con broncas a técnicos e ídolos, repudian a los dirigentes que no aprobaron la prolongación de sus ciclos ya vacíos. Se creen los mejores de la historia.

Qué bueno es escuchar a tantos que aprendieron para orientar, sin polémicas absurdas, con el propósito de marcar un camino. Que hablan sin alardes, no ofenden, rechazan presiones, tienen fuerza conceptual y eliminan las conjeturas.

Mi respeto para ellos que, al saltar de las canchas a los medios, evitaron el olvido sin perder las formas.

Entendieron que no es periodista aquel que solo habla ante un micrófono. Que la mejor manera de respetar la profesión es no trivializarla. Que su función es la de opinar desde su experiencia y no destruir desde revanchas. Que del periodismo se extrae lo bueno y no lo malo y que, para enseñar, primero hay que aprender.

Más KienyKe
Los uniformados fueron convocados por el tribunal luego de ser mencionados por otros comparecientes.
Tras aparentemente superar su crisis, los diálogos de paz se retomarán en las próximas semanas.
Los comunicadores fueron agredidos, tanto física como verbalmente, mientras ejercían en varias ciudades principales.
El alto tribunal reconoció los derechos de una pareja de adultos mayores cuya vivienda estaba al borde del río Bojabá, en Arauca.