Que un mandatario logré sacar tiempo de su muy ocupada agenda para escribir sus memorias o algún tratado dentro de su especialidad, no es tan común. Entre las excepciones está el caso de Benito Mussolini quien siendo dictador escribió sus memorias. Tal vez presintió el poco tiempo que le quedaría si le llegara a tocar salir corriendo como efectivamente pasó. Tan solo un día transcurrió desde que lo capturaron intentando huir, junto con su amante, hasta que fue ejecutado sumariamente por partisanos comunistas. Como se puede constatar, un día no es tiempo suficiente para escribir memorias o tratados a no ser que esté y otro dictadorzuelo tuviese el privilegio de tener la suerte de Jaromir Hladík, personaje de Borges a quien Dios le concede un año para terminar de escribir su obra estando ya en el paredón. ¿Será que esa preocupación también late en el corazón del mequetrefe, nuestro aprendiz de dictador? Aunque se dice que no eran sus memorias sino un tratado de economía o algo por ese estilo lo que muy juiciosamente adelantó en Ecuador como parte de su agenda “privada”.
El mequetrefe de marras, tal vez estuvo siguiendo los pasos de otro dictador, esta vez de Libia, Muamar el Gadafi quien se ocupó de escribir un tratado político con apuntes autobiográficos al que llamó el “Libro verde”. Otro impresentable también puede haber inspirado al mandatario colombiano a ponerse en la ardua tarea de redactar 30 páginas durante su corta estadía en Manta, y es el tal Volodímir Zelenski quien ha escrito sus reflexiones desde el comienzo de “su” guerra las que han venido siendo recopilados por una editorial y que saldrá como un libro titulado “Un mensaje desde Ucrania”. (Hay otros ejemplos de mandatarios que sacaron tiempo para iniciar sus memorias como Churchill, Allende o Nixon y más recientemente Obama).
Saber en qué condiciones anímicas, cómo también lo que los motivó a escoger un lugar u otro que les brindara la tranquilidad necesaria para concentrarse a escribir y cómo se las arreglaban para ausentarse de sus deberes estos mandatarios para sacarle tiempo a sus apretadas agendas es cuestión de indagar en sus mismas memorias o en biografías. Con el que nos concierne, un torpe escritor de trinos, un orador de la peor calidad, un personaje que estaría muy bien como mediocre stand up que haría estallar de risa a su auditorio con sus burradas -definitivamente un personaje de comedia barata- las cosas son de otro calibre.
En una en una entrevista por La hora de la verdad, el político ecuatoriano muy reconocido por haber sido un perseguido injustamente por parte de Santos y Correa, Fernando Balda se preguntaba lo siguiente: “Ecuador tiene 24 provincias, tiene 221 cantones, tiene aproximadamente 1.500 parroquias, pero a Gustavo Petro se le ocurrió pasar sus días de descanso a la mata del narcoterrorismo en Ecuador donde se refugian, donde se esconden, donde operan, donde tienen el centro de operaciones las bandas de narcoterroristas. ¿Por qué no eligió otro lugar? O sea, si estaba hablando de tranquilidad para concentrarse para escribir un libro de sus memorias, lo que sea, hubiera optado por otra ciudad como Cuenca, hubiera optado por Galápagos, o lugares donde, incluso, su seguridad como personaje público, como mandatario, como dignidad iba a estar muchísimo más protegido”. La respuesta queda a la vista hasta para el menos suspicaz, hasta para el petrista más ciego: no estuvo concentrado en la escritura si no en cosas poco santas que saldrán a la luz mucho antes de que termine su nefasto mandato.
No es de extrañar que los escritores incluyan elementos autobiográficos en sus cuentos, novelas y hasta en sus ensayos. Son contados los que dedican sus horas a redactar una autobiografía, eso lo dejan a la posteridad. En la política y en la farándula la vanidad u otras motivaciones llevan, prematuramente, a uno que otro a ofrecer al público sus “autobiografías” sin tener las capacidades literarias. Para subsanarlas contratan a un escritor fantasma.
Escribir sus memorias puede llegar a ser un reto personal al final de las vidas de algunos personajes y los resultados pueden ser extraordinarios. En contraste, gran parte de las memorias prematuras traicionan su misma esencia, para ello sería mejor acudir a un diario que al fin de cuentas, quienes aspiran a la celebridad póstuma lo hacen con plena consciencia de que con suerte serán publicados y se esmeran por mantener un alto nivel literario.
Un caso muy particular es el triste y ridículo de un presidente que pretende burlarse de todos sin darse cuenta de que él mismo es motivo de burlas que traspasan las fronteras cuando sale con el cuentico chimbo de que se fue a Manta a escribir.