Gustavo Bolívar, cabeza de lista al Senado del Pacto Histórico, se hizo elegir nuevamente senador por cuenta de los votos del hoy presidente Gustavo Petro. El período para el cual fue electo, va de julio de 2021 a junio de 2024, pero siendo coherente con su narrativa plagada ligerezas y contradicciones se retiró del Senado apenas a escasos pocos meses de haberse posesionado, sin dejar huella alguna como legislador serio.
El entonces senador Bolívar se ha distinguido más por los viejos, pero exitosos, guiones de sus narco-novelas para televisión, que por su solidez y valor literario. Carece también de la capacidad para aportar a la sociedad ideas y propuestas coherentes que contribuyan a procurar soluciones sostenibles en favor de la población que tanto las requiere. Salvo su reprochable apoyo y justificación a las actuaciones violentas de la turba de las primeras líneas, lo demás es pura carreta e insultos.
Hay que reconocerle que su discurso y actuación como político ha sido impecable: dice una cosa, hace otra y no tiene problema en sostenerse en una postura aun cuando la evidencia ponga de presente lo contrario. Digno integrante de una vieja clase política tradicional, pero muy distante del cambio que tanto profesa pero que nada práctica.
La dialéctica y el debate serio y fundamentado no es su fuerte. Lo es, el insulto y la constante actitud de hablar sobre asuntos respecto de los que protuberantemente es ignorante. Precisamente, por esa razón el senador Mauricio Gómez Amín, fue más que asertivo cuando hace algunas semanas le dijo a Bolívar: “estudie más e insulte menos”.
Ahora, en una entrevista en la revista Semana, el señor Bolívar hace gala de su descuadernada personalidad y confuso comportamiento. Tanto así, que como bien lo ha dicho la exfiscal Viviane Morales, en su columna de opinión, Bolívar -a quién llama “el rey del porno”- “logró transfigurar la que comenzó siendo una entrevista política en un pasquín de lanzamiento promocional de su próxima pornonovela.”
Los llamados “Bombazos” de Bolívar en esa entrevista no dejan de ser simple amarillismo periodístico y carreta mediática con algún propósito político y/o comercial. No puede salirse a decir que el 60% de los miembros del Congreso de la República hacen parte de las mafias de la corrupción o que hay una red de trata de mujeres en el Capitolio, sin que haya puesto oportunamente las denuncias debidas ante las autoridades judiciales competentes y colabore con ellas.
El haber sido testigo de la comisión de estos gravísimos delitos, como lo reconoce el señor Bolívar, conmina al guionista a denunciar formalmente a quienes los vienen cometiendo. Limitarse a hacer referencia escueta ante una simple periodista denota su talente de cobarde y probablemente una omisión de denuncia.
Por lo demás, la desproporcionada y negativa referencia que hace el señor Bolívar en su entrevista respecto de la senadora María José Pizarro, en contraste con su benevolencia con el senador Flórez, entre otras referencias, como bien lo advierte la exfiscal Morales, denotan rasgos fuertes de misoginia en el promotor de las narconovelas.
Estos políticos, como Bolívar, hacen recordar la nefasta y decadente “república romana” antes de que Roma se convirtiera en imperio. Los entonces miembros del Senado romano, solo hablaban y hablaban, pero poco y nada hacía en beneficio del pueblo. Todo se centraba en sus egos y protagonismo.