Desde hace algunos meses, el presidente de la república, Gustavo Petro, ha venido “denunciando” un golpe blando en su contra, según él, hay una estrategia, compuesta de acciones sistemáticas, no violentas, que buscan utilizar la institucionalidad y sus instrumentos, con un disfraz de legalidad, para desestabilizarlo y derrocar de forma ilegitima su gobierno.
Como es usual, el presidente no presenta pruebas, acusa de forma general e indeterminada a los supuestos “perpetradores” y crea un ambiente de zozobra e incertidumbre.
Lo cierto, es que la personalidad compleja y errática del presidente, pueden llevarnos a pensar en dos opciones: Él realmente cree, de forma delirante, que lo están persiguiendo constantemente y que en todo momento hay una estrategia para quitarlo del poder o hace parte de una maniobra de comunicación para, como es usual, victimizarse e intentar frenar por ese medio la acción institucional de los diferentes poderes del Estado.
Hace un año el ambiente de miedo que se vivía en Colombia era palpable, se sentía en la calle, en las oficinas y en los comedores de cada familia, hoy muchos de los fantasmas de ese entonces han desaparecido, si bien es cierto, la gente desaprueba en su mayoría la gestión del gobierno y estamos convencidos del enorme daño que le hará Petro a Colombia, hoy somos menos quienes creemos que se va a perpetuar en el poder, o que va a cambiar o dañar significativamente nuestro Estado de derecho y nuestra democracia, a esta conclusión nos llevaron nuestras instituciones y su fortaleza.
Es deber de todos reconocer el extraordinario trabajo que han realizado las altas cortes y los organismos de control, los fallos del Consejo de Estado y/o la Corte Constitucional han puesto en cintura al gobierno, con maestría constitucional y legal se han plantado ante las intentonas autoritarias del presidente, los organismos de control, especialmente la Procuraduría y la Fiscalía, con independencia y apegados al estricto cumplimiento de la ley han investigado y sancionado a todo aquel que ha transgredido la ley, sin importar su origen.
También lo ha hecho el Congreso, con su particular forma y con la existencia aún de conatos de politiquería y mermelada, ha demostrado que puede ser independiente y dar los debates con altura, pensando en los intereses superiores del pueblo que los eligió, ojalá sigan así y no caigan en la tentación de las mieles temporales del poder.
Regresando al golpe blando, de existir semejante estrategia de saboteo, cada vez parece más claro que los conspiradores y perpetradores son el propio circulo estrecho del presidente, es decir, su familia y colaboradores, recordemos que los mayores escándalos han sido llevados a cabo por ellos; Benedetti su embajador, Laura su secretaria privada, Juan Fernando su hermano y Nicolás su hijo, solo por mencionar algunos.
Por el bien de la independencia y la colaboración armónica de los poderes públicos, espero que cuando el presidente habla de golpe blando, no se refiera a las acciones que puedan llevar a cabo las diferentes instituciones y organismos de control en contra de cualquiera de estos personajes, en el marco de sus competencias y en medio de un proceso judicial o disciplinario.
Espero que tampoco hable de golpe blando frente a las decisiones que puedan tomar estas instituciones en relación con la presunta financiación ilegal de la campaña o, en relación con la eventual inconstitucionalidad de las normas que apruebe el Congreso o, los decretos que expida el gobierno.
Por el bien de nuestra democracia y nuestra tradición de respeto institucional, espero que el presidente Petro pueda terminar sus cuatro años de gobierno, que al final pase como lo que es, un pésimo presidente, que no pueda seguir victimizándose para ocultar su falta de capacidad como gobernante, así como lo hizo en su momento en la Alcaldía de Bogotá.
Es responsabilidad de todos, independientemente de nuestra postura política o partidista, seguir exigiendo al Congreso independencia y responsabilidad, apoyar a las cortes y órganos de control para que sigan manteniendo el orden constitucional y legal, finalmente, debemos elegir bien en octubre con el fin de generar un contrapeso político regional.
Ojalá, el “golpe blando” sea solo producto de la imaginación del mandatario o desarrollado por su círculo estrecho y familiar, lo cual, sería muy lamentable, por lo demás, que nuestra fortaleza institucional siga cumpliendo su deber de garantizarnos democracia y Estado de Derecho
