Edubar Arango

Director del Periódico La Gaceta y de la Agencia Imperio Publicidad y Comunicaciones.
Experto en Marketing, imagen Política y corporativa y Relacionista Público.

Gustavo Petro y Rodolfo Hernández: ¿Cuál de ellos significa realmente el cambio que Colombia necesita?

Tras los resultados de los pasados comicios del 29 de mayo, donde el Ingeniero Rodolfo Hernández y el líder de la izquierda Gustavo Petro, pasaron a segunda vuelta, se han suscitado una serie de ataques mediáticos, falacias, Fake News, memes, falsas aseveraciones y todo tipo de agravios, de lo más bajo.

Pero más allá del cambio que anhelamos los que habitamos este país del sagrado corazón, es la solución de una problemática que, analizada bajo microscopio, resulta hasta sencilla de manejar.

Hablaba hace poco, con una muy querida amiga diseñadora de joyas, radicada en Bogotá, y me manifestaba que los tres puntos más importantes que desea del nuevo presidente, un ciudadano colombiano en su orden es: Salud, Educación y generación de empleo. Lo demás son arandelas que se pueden ir solucionando.

Gustavo Petro, por ejemplo, propone un plan de gobierno ambicioso, unas reformas, que no han caído muy bien entre algunos, a pesar que ha tratado de explicarlas hasta la saciedad y aunque ha insistido en que no desea hacerse reelegir, su proyecto político necesitaría de varios periodos para alcanzar sus metas, que implican sustanciales cambios en temas tan complejos como la propiedad de la tierra (la quiere desconcentrar), los sistemas de salud y pensiones (los quiere desligar del sector privado) y el modelo productivo del país (lo quiere pasar del extractivismo al industrialismo).

El proyecto de Rodolfo Hernández, en cambio, se sostiene en los 4 años establecidos en un periodo presidencial y pretende acabar con la corrupción, con la burocracia, el despilfarro mediante estrategias de austeridad y riguroso seguimiento al tema de contratación estatal, cerrando embajadas alrededor del mundo y fusionando ministerios, pero, sobre todo, generando empleo, competitividad y cerrando brechas. El cambio de Petro es de fondo y a largo plazo. El de Hernández es de formas y enfocado en la corrupción.

Petro con su idealismo, su obsesión desde hace 12 años de ser el primer presidente de izquierda del país. Rodolfo, pragmático como el que más, obsesionado, pero contra la corrupción.

Pero a propósito de estos temas, los petristas no aceptan señalamientos en contra de su máximo líder, esto ha hecho que la figura de caudillo, que sus asesores querían proyectar, se haya visto salpicada en numerosas ocasiones por sus “Socios Políticos”, ya sea porque les encuentren miles de dólares sin declarar en un aeropuerto de otro país, por comentarios salidos de todo e irresponsables de su mujer y su hija o más recientemente por la filtración de videos, donde uno de sus más cercanos compañeros, habla de como “Volvió m… a otros candidatos utilizando prácticas non sanctas y poco ortodoxas dentro de lo que cabe en el ejercicio de la política.

Petro se presenta por tercera vez a la presidencia. Lleva 40 años construyendo un marco político para hacer historia. Empezó siendo guerrillero. Luego fue senador y polémico alcalde de Bogotá. En su contra está el rechazo de una gran parte de la población.

5’953.209 (28.15%) de Rodolfo Hernández en la primera vuelta, Fico con (5´058.010 (23,92%), Fajardo con 888.585 votos, John Milton Rodríguez con 275.250 (1.30%) y Enrique Gómez con 50.539 votos o sea el 0.42%, nos infiere que es real el Antipetrismo en Colombia pues 12.225.593 personas, o sea el 53.79 dijeron NO a Gustavo Petro. Esos son resultados contundentes.

Este par de populistas de discursos nacionalistas anti oligarquía (Petro) y el otro, neoliberal anti política (Hernández), han tenido que hacer alianzas con algunos miembros de ese zoológico politiquero que todos rechazamos y que para nada se alinean con el cambio, más si, se alejan de la idea global de una transformación política que encaje con el idealismo colectivo.

Mas, sin embargo, cualquiera que salga elegido hoy como presidente de los colombianos, tiene una gran responsabilidad, pues hereda un país con profundas problemáticas de toda índole que harán que su gobierno sea extremadamente decisivo para temas económicos.

La crisis económica relacionada al COVID-19 afectó severamente a Colombia. Sin embargo, respaldada por las acciones inmediatas y decisivas que el gobierno tomó para proteger vidas, ingresos, empleos y empresas, la actividad económica ha venido recuperándose aceleradamente, y, en junio del 2021, alcanzó casi los mismos niveles de finales del 2019, a pesar de una contracción temporal debida a las restricciones de movilidad en abril y las protestas sociales en mayo.

El proceso de industrialización, el crecimiento económico y la recomposición de la población urbana y rural, no han significado un desarrollo social y humano y paralelo y armónico. Por el contrario, aún persisten grandes desequilibrios sociales, de carácter regional y local. La distribución del ingreso todavía dista mucho de ser la ideal.

Aunque la coalición de Petro tendrá una bancada (20 senadores y 28 representantes) mucho más grande que la de Hernández (0 senadores y dos representantes), cualquiera que gane tendrá que enfrentar un Congreso fragmentado en el que será necesario negociar con otras corrientes.

En 2019 y 2021 millones de colombianos salieron a protestar. Todos querían cambios, pero cambios diferentes. Las demandas son muchas, diversas y, en algunos casos, contradictorias entre sí. Por eso es difícil imaginar una presidencia, gane quien gane, que no reactive el deseo de protestar de aquellos que vean sus demandas insatisfechas.

Ya revisamos las cifras de la primera vuelta, 9’527.768, el 40,33% votó por Gustavo Petro y 5’953.209 por Rodolfo Hernández, pero estas cifras no son inamovibles, el Ingeniero, ha obtenido respaldos tangibles que nos llevan a inferir que puede haber una sorpresa hoy domingo. Los ardides y tretas, pueden resultar contraproducentes, máxime cuando se trata de unas elecciones en un país tan polarizado como el nuestro y donde existe tanta doble moral, que algunos ciudadanos consideran más reprochable un video de una fiesta en un yate, que varios, donde queda en evidencia las sucias y reprochables estratagemas de campaña para destrozar a los adversarios.

La verdad es que tanta “aguasucia" a Rodolfo Hernández lo único que hace es hacernos pensar que no hay tal seguridad que quieren hacer creer en las toldas del Pacto Histórico.

Cuando uno está seguro de algo, está tranquilo,  relajado, cosa que dista mucho de la actitud de los seguidores de Petrosky, que llegaron a fraguar una confusión al elector, poniendo a circular que ellos votaban hoy y que los seguidores de RH lo podrían hacer el lunes, según un secreto del CNE. ¿Les parece que eso es confiar de su poderío electoral? Eso es puro y físico miedo, mírese por donde se mire.

De todas maneras, recuerden que este es un momento histórico, donde es nuestro futuro el que está en juego. Gane quien gane, somos muchos los que estamos preocupados por el devenir de nuestro país y el tan cacareado cambio.

Salgamos todos a votar, el voto es decisivo para el futuro del país y la abstención o el voto en blanco no es una opción.

Pero si les recuerdo que el que dividió y generó odios para ganar, luego no podrá unir para gobernar.

Dios los ilumine frente a las urnas.

 

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