El artículo 37 de la Constitución de Colombia establece que “Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente”, esta premisa la he defendido a lo largo de mi carrera como legislador. Sin embargo, he tenido que ver como lobos disfrazados de oveja se han escudado en la ley, para hacer lo que se les viene en gana y han convertido la protesta social, en un mar de crímenes.
Hace 1 año, para el mes de abril de 2021, un grupo de jóvenes, supuestamente indignado con los malos tratos a los manifestantes, por parte del ESMAD, alzó su voz para protestar en contra de lo que para ellos no eran más que abusos. Paradójicamente, sus acciones denotaban sed extrema de venganza . La Policía, según lo publicó la revista Semana, el año pasado, obtuvo conversaciones telefónicas de sus miembros con las disidencias de las FARC, la Segunda Marquetalia, el ELN y otras bandas criminales.
Para ese tiempo, cuando el país estaba sumido en el caos, varias ciudades colapsadas, sin alimentos, bloqueos por doquier, esta organización agredía a la comunidad, destruía el espacio público y violentaba a la Policía. Se hicieron pasar como los héroes la patria, que defendían las supuestas diferencias con el Gobierno.
En aquel entonces, el senador y candidato presidencial, Gustavo Petro, no hizo más que alentarlos para continuar con la protesta y hasta salió a defender, a quienes fueron detenidos por vandalizar las ciudades. Petro indignado cuestionó porque iban a la cárcel, ‘los hijos del pueblo por protestar’ y los catalogó como presos políticos.
Esos hijos del pueblo, asesinaron policías, prendieron fuego a decenas de CAI, uno de ellos, con uniformados dentro, destruyeron sistemas de transporte público y hasta ocasionaron la muerte de un recién nacido que se transportaba en una ambulancia atrapada en uno de los tantos bloqueos; y por si fuera poco, coordinaron torturas, en contra de dos personas que creyeron eran infiltrados de la fuerza pública, según lo expuso recientemente, el programa de Los Informantes.
A estos dos ciudadanos, que nada tenían que ver con la policía, los desnudaron, les pegaron, los llenaron de pintura y para rematar su barbarie, los examinaban con cautela, para saber si podían enfrentar una nueva golpiza.
Para estos criminales, que defendían de una manera muy particular a la patria, el senador Gustavo Bolívar, impulsó una ‘Vaki’, una colecta virtual, en la que lograron recoger más de 300 millones de pesos para apoyar a la primera línea. Según Bolívar, fue un acto humanitario, para socorrer a los heridos en combate. ¡Vaya solidaridad, para respaldar a los delincuentes!.
Y es que estos integrantes del pacto criminal, son tan solidarios, que Petro, como el Mesías, que imparte perdones a quienes se le antoja, anunció que de llegar a ser presidente indultaría, a los terroristas de la primera línea, a esos pobres hombres y mujeres “perseguidos tan injustamente, simplemente por manifestarse”.
Que no se nos olvide entonces, que esos bárbaros, que cometieron crímenes de todo tipo contra civiles y uniformados, serán eximidos de castigos, para que en el futuro, quizá no muy lejano, puedan llegar, indultados, como lo hizo el señor de las bolsas, a cargos de elección popular y convertirse en concejales, legisladores, alcaldes y porqué no, en Presidentes de la República de Colombia.