Lo que está ocurriendo con los poderes en Colombia es sumamente grave, un enfrentamiento entre el Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia, que ya se vivió con mayores proporciones en tiempos de Uribe y que refleja el inmenso mal que le hizo la Constitución del 91 al darle a las cortes la posibilidad de elegir altos cargos del Estado, lo que automáticamente las politiza y genera desconfianza en la administración de justicia. Desde hace más de 6 meses, la Corte tiene la terna para elegir el remplazo de Francisco Barbosa que, dicho sea de paso, ha sido el peor Fiscal de la historia, un tipo egocentrico y torpe que llegó al cargo solo por ser el mejor amigo de Iván Duque, con los peores resultados en temas de impunidad y un manto de dudas por sus investigaciones polítizadas para beneficiar poderosos; como en los casos
del Presidente Uribe y Odebrecht, solo por mencionar algunas. Además, pasó de ser fiscal de bolsillo del Presidente Duque a un visceral fiscal de oposición al gobierno Petro, únicamente por por sus aspiraciones políticas y odios personales. Pero no solo la Corte está quedando mal al no elegir de la terna, integrada por tres mujeres con todas las calidades; también el gobierno Petro y su ejército de fanáticos que intimidaron a los magistrados el pasado 8 de febrero, lo que se vivió en las afueras del Palacio de Justicia es inaceptable, un ataque frontal a nuestra justicia, liderado por un presidente, que tira la piedra y esconde la mano, convoca marchas desde su cuenta en X y luego, cuando todo se sale de madre, dice que no fue él o, como en este caso, que los que actuaron fueron infiltrados con objetivos políticos. Además, el lenguaje incendiario de Petro, se convierte en una clara presión para que, como sea, se haga la elección, algo que simplemente complica la situación. En la Corte no cayó muy bien lo ocurrido, los magistrados se sintieron acorralados; incluso, uno de ellos fue agredido cuando intentaba salir. La prensa se llevó la peor parte, ya que también fue víctima de ataques.
Es hora de hacer un alto en el camino y que la Corte reflexione, no puede seguir dilatando un proceso que está causando mucho ruido, porque la Fiscalía está en manos de una mujer cuestionada como la Dra Marta Mancera. Pero es necesario además, que el gobierno deje de presionar para que las cosas fluyan, nos es con marchas, ni ataques en la red X como se consiguen las cosas, tampoco alentando barras bravas que empañan la democracia. El enfrentamiento institucional que vive Colombia es álgido y no le conviene a nadie. La situación con la Procuraduría no es mejor, también turbulenta, esto lo único que produce es tensiones e inestabilidad. Hoy, tampoco hay Contralor en propiedad por los mismos intereses políticos que no permiten que el Estado articule sus poderes y sea eficaz, cada quien quiere tener su parcela de poder para ejecutar sus maniobras y obtener réditos tanto políticos como económicos. Hay que elegir Fiscal ya y que el Congreso haga lo propio con el Contralor. Colombia no puede seguir al garete y sin controles.