Augusto Solano Mejía

Presidente Ejecutivo de Asocolflores desde el año 2000. Ingeniero Industrial de la Universidad de los Andes y MBA del Wharton School, de la Universidad de Pennsylvania, asesor económico y financiero del Ministro de Desarrollo. Actualmente pertenece a las Juntas Directivas del Instituto Colombiano Agropecuario – ICA en representación del presidente de la República, la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), del Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible (Cecodes, Presidente Junta Directiva), de Porvenir S.A. y de la Universidad ICESI.  También lo es de varias organizaciones de la floricultura internacional en los Estados Unidos y Europa.

Augusto Solano Mejía

La innovación como principio esencial para la competitividad de la agricultura colombiana

La ciencia, la tecnología y la innovación son factores centrales de la Agenda 2030 de la ONU y se mencionan en numerosas metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales se relacionan directamente con la agricultura al referirse a la infraestructura rural, el uso del agua, la energía, el trabajo decente, el empoderamiento de las mujeres y la producción, entre otras variables.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, asegura que “El despliegue estratégico de la innovación es un factor esencial propicio para la transformación de los sistemas agroalimentarios y servir de motor para lograr un desarrollo rural inclusivo, resiliente y sostenible”.

Por otra parte, la agricultura mundial se enfrenta a desafíos complejos sin antecedentes que se relacionan con el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, las migraciones, los conflictos, la inestabilidad económica y los efectos de la pandemia. La desigualdad de ingresos es cada vez mayor y muchos habitantes de las zonas rurales en todo el mundo viven en condiciones de pobreza o pobreza extrema. Es claro que el sector necesita una nueva forma de hacer las cosas.

De acuerdo con la Red de Innovación de las Naciones Unidas (UNIN), “Innovar es hacer algo nuevo y diferente, ya sea solucionar un viejo problema de otra manera, abordar un problema nuevo con una solución probada u ofrecer una solución nueva a un problema nuevo”.

La innovación en la agricultura se relaciona con diferentes procesos que permiten realizar modificaciones, desde la ciencia, la tecnología y el relacionamiento institucional, para generar cambios novedosos en el diseño, la producción o el reciclaje de bienes y servicios, fomentando una transición hacia sistemas sostenibles en favor del medio ambiente, el desarrollo de las comunidades y el progreso económico. 

Existen muchas esferas de la innovación aplicables a la agricultura, sin embargo, destaco las tecnológicas, las institucionales y las sociales porque establecen una relación intrínseca entre los procesos económicos, ecológicos y de las comunidades. Así se construye una nueva forma de pensar el sector generando ideas que le agreguen valor.

La innovación tecnológica permite alcanzar un nuevo nivel de productividad, calidad, diversidad, eficiencia y sostenibilidad medioambiental. Consiste en la aplicación de nuevas ideas, conocimientos científicos o prácticas tecnológicas dirigidas al desarrollo, la producción y la comercialización de productos o servicios. 

Por su parte, la innovación institucional ayuda a identificar retos comunes, realizar acuerdos -públicos y privados- e impulsar la creación de nuevas normas y formas de organizar las relaciones entre los distintos actores del sector para encontrar soluciones que brinden valor añadido.

Finalmente, la innovación social desarrolla o mejora estrategias para cambiar positivamente la manera en que se satisface y responde a las necesidades de los trabajadores y sus comunidades en temas como la educación, la equidad de género y la generación de empleo.

Nuestro sector agrícola es consciente de los beneficios de la innovación y de la urgencia y constancia que se requiere para aprovecharla. Por ejemplo, desde Ceniflores (Centro de Innovación de la Floricultura Colombiana) de Asocolflores, se lidera el denominado “Triángulo de la Innovación”.

El anterior comprende un trabajo conjunto y articulado entre el gobierno, la academia y las empresas floricultoras que ha permitido, entre otros logros, identificar esquemas de manejo integrado de plagas con un menor impacto ambiental, comenzar a utilizar la inteligencia artificial para analizar y establecer relaciones entre las variables de producción, fitosanidad y de clima, o consolidar una cadena logística reconocida internacionalmente por la calidad de sus procesos.

El aporte social también es fundamental al interior del “Triangulo de la Innovación” de Ceniflores. La floricultura genera 200 mil empleos formales, directos e indirectos. Esto implica un gran esfuerzo desde la innovación para asegurar la sostenibilidad de las condiciones de vida de estas personas y las de sus comunidades. Igualmente se incluye al consumidor final, al que se debe, porque también así ya lo exige, entregar un producto social, ambiental y económicamente sostenible.

Además de la floricultura, existen otras actividades agrícolas en el país que con su trabajo y compromiso están demostrando que la innovación es fundamental para responder a las exigencias de los mercados internacionales, y que es un principio esencial para la competitividad de la agricultura colombiana y sus exportaciones.

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