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Abogado, especialista en régimen del Distrito Capital de Bogotá y magister en derecho con énfasis en derecho administrativo. Docente universitario con una experiencia profesional de cerca de 35 años con área de práctica como profesional independiente en régimen de los servicios públicos, derecho ambiental, régimen de contratación, arbitraje y amigable composición.

Ricardo Felipe Herrera Carrillo

La postura gubernamental sobre petróleo, gas y otros, es tragicómica

Manuel Rodríguez Becerra, es un ambientalista reconocido y connotado. Se desempeñó como director del INDERENA, intervino en la confección del título ambiental de la Constitución de 1991 y fue el primer ministro de ambiente. El exministro Rodríguez, profesor y consultor de larga y exitosa trayectoria, sigue vigente y goza del respeto de la academia y del sector ambiental.

Este ingeniero industrial de la Universidad de los Andes, con elevados estudios de posgrado y vasta experiencia profesional, que muchos podrían denominar como uno de los ambientalistas “más verdes”, frente a las manifestaciones del presidente Petro y de la ministra de minas y energía efectuadas en el marco del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, en el sentido de no celebrar nuevos contratos para la exploración y explotación de gas y petróleo, con innegable e incontrovertible acierto, señala que: “El daño para la economía será enorme y su efecto para el cambio climático inexistente”.

En similar, sino igual, sentido se han pronunciado los economistas nacionales más connotados y muchos otros reconocidos profesionales de distintas disciplinas de este país, incluidos muchos ambientalistas. Afirmación que, la verdad sea dicha, puede hacer cualquier persona medianamente informada y con su sentido común intacto.

Colombia genera globalmente a penas el 0,3% de las emisiones de CO2, uno de los gases con efecto invernadero y causante del calentamiento global. Los hidrocarburos significan internamente menos del 1% de las causas que generan este gas, y los hidrocarburos le aportan cerca del 40% de los ingresos fiscales al país.

La desforestación, la ganadería y la agricultura tienen mayor impacto en la generación del calentamiento global. En Colombia representan el 60% de este problema. El petróleo, genera ingresos anuales de cerca de 30 millones de dólares a los colombianos. Según lo refiere Rodríguez Becerra, el petróleo pone a Colombia como el 3º de la región en avance exportador.    

No tengo dudas que el presidente Petro y su equipo saben bien lo propio, en especial el daño económico y social que esos anuncios mediáticos generan, pero pareciera primar el interés y protagonismo personal que alimenta el ego presidencial y gubernamental, pero golpea la credibilidad de Colombia en el concierto serio internacional.

Lo anterior, porque como bien lo recuerda el profesor Rodríguez: “El problema del cambio climático lo deben resolver los 10 países que producen el 70% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero (en 2022, 36,6 mil millones de toneladas de CO2)”.

Por eso mismo, el justo alboroto que generaron las manifestaciones del gobierno desde Davos, seguramente -ojalá- serán una vez más objeto de retractaciones -disfrazadas de no haberse entendido correctamente por la ciudadanía- cuando regresen a la realidad del país. Creo que gracias a la falta de credibilidad de la ministra Vélez entre los agentes de los mercados, los indicadores -especialmente el dólar- no se moverán por esa causa, como si sucedió meses atrás. Aquellos -los agentes- confían en la cartera de hacienda, que en medio de todo ha sido consistente y seria.

Esto no tiene nada que ver con la transición energética. Bienvenida la transición y de manera responsable. Pero Colombia no debe permitir que el manejo del país siga siendo improvisada. Lo propio terminará trayendo gruesas y graves consecuencias para todos -económicas, sociales y ambientales-.

La transición energética y la paz total, vienen siendo abordadas con la misma ligereza e improvisación, aderezada con la antipática arrogancia gubernamental. Quién haga caer en la cuenta de los evidentes errores e improvisaciones que comete el gobierno en uno y otro asunto, se le cataloga de enemigo de la transición o enemigo de la paz. Otros ejemplo de improvisación: (i) congelar las tarifas de los pajes, sin contar con las fuentes económicas reales que lo permitan hacer de manera seria y (ii) la anunciada mediática e irresponsable pero inexistente reforma a la salud.

La política de Estado en materia ambiental, debe dirigirse a la protección de la Amazonía, ocuparse de  frenar la deforestación y fomentar la reforestación, promover el cambio de los métodos actuales de producción de la ganadería y de la agricultura. Dejar de explorar, extraer y exportar petróleo y gas no es inteligente, mientras la demanda de estos siga en el mundo, y seguirá por muchas décadas. En lo demás -peajes y reforma a la salud-, por favor dejar de improvisar.      

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Ricardo Felipe Herrera Carrillo
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