El liderazgo incluye una infinidad de teorías, definiciones y hasta acercamientos filosóficos que lo han abordado desde disciplinas como la historia, la política, la sociología y la teoría del desarrollo organizacional, entre otras.
Y aunque no se puede asegurar que exista un concepto final que lo precise, sí es posible afirmar que, luego de la crisis sanitaria ocasionada por el Covid, sus efectos en la economía de todos los países y la innegable realidad del calentamiento global, un nuevo liderazgo, personal y colectivo, es reclamado en los hogares, comunidades, empresas y gobiernos del mundo entero.
A la pandemia y la crisis del planeta, en nuestra nación se sumó un conflicto social que ha sido aprovechado por algunos para atacar a las instituciones legítimamente constituidas, a los valores que nos han regido y a las libertades económicas. Somos un país que demanda con ahínco nuevos líderes que nos ayuden a sortear los difíciles momentos que atravesamos.
La situación no es fácil. Sin embargo, tenemos que asumir, individual y colectivamente, esa concepción genérica del liderazgo que tenemos todos como la capacidad de una persona para influir, motivar, organizar y llevar acciones que permitan fines y objetivos de bienestar que involucren a individuos y grupos, en un marco de valores comunes.
Y, aunque es innegable que existen líderes, que podríamos por lo menos denominar como negativos y buscan el bien personal para alcanzar sus intereses propios, aquí me refiero a los que necesitamos para construir una Colombia con igualdad de oportunidades, en camino a disminuir la pobreza y en armonía con la naturaleza, es decir un país sostenible.
La sostenibilidad por principio universal requiere de un liderazgo colectivo, comprometido con la democracia, el respeto de los derechos humanos, la inclusión, la participación ciudadana, la justicia, el diálogo fraterno, la diversidad y la construcción de paz, al tiempo que comprenda nuestros límites naturales; y si nos detenemos a pensar esto, nadie lo conseguirá por sí solo.
Ser sostenibles implica participar asertivamente y con liderazgo en la escogencia de quienes dirigen nuestras acciones como sociedad, saber cómo lo pretenden hacer y tener la libertad de reclamar nuestros derechos cuando no lo estén cumpliendo, y suenan voces que lo amenazan.
La sostenibilidad tiene una dimensión política que se debe asumir, sus bases están construidas sobre los principios del liderazgo colectivo, el cuidado compartido, la prosperidad económica a partir del desarrollo empresarial e industrial, la libertad, la reducción de las desigualdades y el respeto por lo que llaman nuestra casa común.
Desde aquí, lo único que pretendo como colombiano es hacer un llamado para que cada uno de nosotros se convierta en ese nuevo líder que requerimos. Tenemos que entender lo que está en juego, hablar con los demás, explicarles por qué es importante participar y defender un modelo que ha demostrado ser el correcto para transitar hacia la sostenibilidad: el modelo democrático, el modelo del liderazgo colectivo, el modelo del bienestar común que, aunque tiene cosas por corregir, es el indicado.