Cansados de los gobiernos tradicionales, muchas personas han optado por elegir la otra cara de la moneda. Una moneda pintada de brillos y llena de promesas, sacadas de cuentos de ficción, alejadas de la realidad y con tintes mágicos, que buscan engañar a ingenuos, especialmente, a los más jóvenes, que ven en la izquierda, una especie de lámpara de Aladdín, esa que como por arte de magia ofrece cambiar el rumbo de la historia.
Nada más falso que eso y sino que lo digan los países en donde la izquierda gobierna. Hay historias que se cuentan solas, como las de Cuba, el país más con más miseria en el año 2021, según el Índice Anual de Miseria Hanke, que tiene en cuenta 156 países de todo el mundo.
Y ni que hablar de Venezuela, por cierto, el segundo en el mismo ranking, un país, que tiene a millones de ciudadanos por el mundo, buscando la manera de salir adelante, conseguir un empleo o sencillamente, tener qué comer, tras el fracaso del mal llamado proyecto del socialismo del siglo XXI que se inició con Hugo Chávez y terminó en las peligrosas manos de Nicolás Maduro.
Bolivia, Nicaragua, Honduras, México, Argentina y Panamá son algunos de los referentes de la izquierda, que hoy vemos fracasar, pero sin duda alguna los casos de Perú y Chile, los más recientes, nos muestran el descontento, que su elección, ha producido en la ciudadanía.
Aunque el recién posesionado, presidente de Chile, Gabriel Boric, se ha distanciado de la izquierda nefasta y autoritaria, y ha condenado temas como la invasión de Ucrania e incluso ha criticado los abusos a los derechos humanos por parte de Cuba, Nicaragua y Venezuela, su inexperiencia en gobierno, le está pasando factura.
Y es que parece que empezó con el pie izquierdo, pues a tan solo un mes de haber iniciado su presidencia, ya ha tenido que enfrentar dos protestas, desaprobación de gestión en las encuestas y ha generado polémicas con casos como la designación de su embajadora en Argentina, una militante comunista y sindicalista, o con su proyecto de amnistía para los detenidos durante el estallido social de 2019.
Pero sin duda alguna, el mayor y más reciente desastre de la izquierda, lo está viviendo Perú, con Pedro Castillo. Era de esperarse, sin embargo, la ciudadanía comete errores, que a veces, parecen ser irreparables.
En tan solo 9 meses de gobierno, Perú ha pasado por cuatro primeros ministros, uno de ellos, defensor de los guerrilleros del grupo terrorista, Sendero Luminoso. Adicionalmente, lo rodean ya varios escándalos por corrupción, así como 2 intentos de destitución en el parlamento peruano, y el recrudecimiento de una crisis social y política en el país, con constantes protestas y manifestaciones en diferentes regiones.
El desastre que viven estos países no es más que un espejo, de lo que le espera a Colombia, en un eventual ascenso de la izquierda, que promete un cambio ensordecedor, pero que no es más que un paisaje, con un camino de espinosos filos, que nos pueden llevar al abismo.