Recuerdo con claridad mis primeros momentos en el trabajo, cuando asumí responsabilidades de liderazgo. Aunque ha pasado tiempo y he acumulado experiencia, aún enfrento situaciones desafiantes que creí superadas. El rol de líder implica retos persistentes, y hoy deseo compartir contigo mi reflexión sobre "las incomodidades del crecimiento", porque indudablemente, esta decisión de vida conlleva molestias que debemos afrontar siempre.
El cambio de ser un colaborador individual para liderar personas es significativo. Es probable que provengas de un entorno donde el jefe asumía los errores, tomaba medidas impopulares y decisiones difíciles, pero ahora tú asumirás ese rol. Desde el principio, te enfrentarás al escrutinio y juicio de otros sobre tus acciones. Bienvenido al mundo del liderazgo, donde este escrutinio será constante.
En mi experiencia, me ha sido útil mantener el enfoque en evaluar mis acciones. Al tomar decisiones, me aseguro de considerar el contexto, sopesar los pros y contras, y anticipar los impactos. A veces, actúo confiando en mi instinto, pero siempre estoy preparado para asumir las consecuencias y corregir errores si es necesario. Valorizo el proceso de toma de decisiones porque me permite encontrar formas de gestionar los resultados.
La selección de un equipo también representa un gran desafío. Al final del día, estamos contratando seres humanos para trabajar con otros seres humanos. La clave está en acertar en la elección de las personas adecuadas, y este proceso es invaluable. Evalúa cuidadosamente el perfil que necesitas, realiza entrevistas bien preparadas y presta atención a las señales durante el proceso de selección. La subjetividad siempre estará presente, pero hacer bien esta etapa te ahorrará problemas en el futuro.
La gestión del equipo es el corazón del liderazgo. Organizar el trabajo, identificar las habilidades adecuadas para cada tarea y medir resultados requiere estar presente y ser claro en tus expectativas. La comunicación clara y la orientación son fundamentales para el éxito. Recuerda que tus acciones ya no solo afectan tu propio desempeño, sino también el de tu equipo.
Dar y recibir retroalimentación es esencial en el liderazgo. Siempre comienza reconociendo lo positivo, pero sé claro en lo que necesitas mejorar. Las conversaciones difíciles son parte del proceso de crecimiento y requieren habilidad y empatía. Aprende a manejarlas con maestría.
En resumen, el camino del liderazgo está lleno de desafíos y aprendizajes constantes. Cada incomodidad que enfrentes es una oportunidad para crecer y mejorar. Recuerda, cada vez que te sientas incómodo, es el inicio de una nueva etapa de desarrollo.