Ignacio Arizmendi Posada

Periodista de la Universidad de Navarra.

Exdecano de la Facultad de Comunicación de la UPB.

Excolumnista de El Colombiano y El Mundo (Medellín), El País (Cali), El Tiempo y Revista Cromos (Bogotá).

Autor de 15 libros de historia y ensayo.

Ignacio Arizmendi Posada

Medellín se deshace en lo que se hace

En sus Recuerdos sobre Medellín, el gran Ñito Restrepo cuenta que al volver a la capital antioqueña en 1875, “ya la Villa de la Candelaria comenzaba a ser encantadora, rica y sabia”. Atributos que contribuyeron a hacer de la ciudad un referente especial para Colombia, como lo ilustra con gran elocuencia Hernando Santos, que fuera director del diario El Tiempo, de Bogotá, al escribir el siguiente testimonio el 16 de octubre de 1975: “Cuando una ola de desesperanza social, política o económica amenaza al país, instintivamente los colombianos vuelven sus ojos hacia Medellín para escuchar el acento sensato y sencillo de unos seres pensantes que saben combinar la práctica con el buen sentido, y la comprensión justa de los riesgos amenazantes o de las condiciones benéficas que ofrece el futuro”.

¿Restrepo y Santos se ratificarían hoy en lo dicho? La impresión que tenemos muchos es que no, respecto de lo cual expongo sucintamente apenas tres escenarios que conspiran contra la imagen de una Medellín “encantadora, rica y sabia”. Veámoslos:

 

Inseguridad integral, ¡a sus órdenes!

 

- ¿Cómo no darse tal inseguridad si en la ciudad operan 250 bandas criminales (El Colombiano, 25enero2022)? Bandas herederas de las 100 que hace 16 años había oficialmente en Medellín (El País, Madrid, 2abril2006).

- Ello explica por qué, según fuentes del Gaula, “por lo menos el 80 % del territorio de Medellín está bajo extorsión a residentes, comerciantes, transportadores, constructores, contratistas, vendedores informales y distribuidores de insumos, entre otros”, y quien no les pague se tiene que ir del vecindario.

- Y explica las plazas de vicio, la urbanización ilegal, la vigilancia ilícita, las intimidaciones, el hurto, el desplazamiento forzado intraurbano, la delincuencia carcelaria, el sicariato, el ‘pagadiario’, el tráfico de drogas, los homicidios, la violencia sexual, la intolerancia…

- Nada nuevo: el investigador Alberto Mendoza, en una columna titulada “Medellín en la olla” (El Espectador, 4 enero 1981), afirmaba: “Atracos, secuestros, chantajes, extorsiones se convirtieron en hechos cotidianos de la ciudad”.

 

Prostitución a cielo abierto o a puerta cerrada

 

- La escritora Carolina Sanín, de origen antioqueño, afirmó en Twitter el pasado 22 de julio: “Medellín, un burdel a cielo abierto. Vengo cada año y cada año es más impresionante la degradación. Qué tristeza”.

- Tiene razón. El Colombiano (31julio22) dice que “Mujeres maduras y otras menores de edad recorren las calles y las esquinas porque los turistas pagan en dólares” (una de ellas caminó semidesnuda por las calles del barrio El Poblado, atada del cuello con una cadena que llevaba en sus manos un extranjero). El diario reproduce el testimonio de Luisa, de 20 años: “He salido hasta con dos millones y medio de pesos de acá [parque Lleras] en una noche”.

- Otra de las opciones que ofrece la ciudad son las famosas web-cams: hay un registro de 898, pero dicen que hay más de 1.500 estudios. El empresario y productor local Cristian Cipriani, pionero del porno en Colombia, dice que en solo su plataforma tienen más de tres mil mujeres registradas. ¡Y pensar que en 1917 había en Medellín 191 trabajadoras sexuales censadas!

- En esta ciudad “putística”, perdón, turística, se está pensando en crear colectivos como las 3S, Servidoras sexuales sabrosas; las CIAS, Compañía individual de atenciones soberbias; las GPS, Grupos de posiciones sexys; las PIAS, Profesionales inmaculadas de amor sereno; las SeMenT, Señoras mentalizadas, etc. Ideas no faltan. Hay mercado…

 

Ruido mafioso para todos los (dis)gustos

 

- Hace unos días, el profesor jubilado Hernán Darío Castrillón, de 67 años, les pidió a unos vecinos de su casa, en La Colina, que bajaran la música que tenían a todo taco. Le dijeron “Olafo, el Amargado”, “te vamos a matar gonorrea, hijueputa, malparido”, y le dieron una golpiza que lo dejó ciego del todo.

- Días después, la columnista Sara Jaramillo Klinkert, dijo (El Colombiano, 18agosto2022): “Nadie debería tener que aguantar la música de los gimnasios, los himnos de los colegios a las siete de la mañana, los parlantes del vecino…”. Sara, ¡estamos en Medellín!

- Ni aguantar el ruido generado, a veces hasta las 6 a.m., en malls, hostales, apartamentos, casas, rooftops (discotecas a cielo abierto), parques, etc. ¡Para no hablar de las motos y los carros de día y de noche!

 

En 1941, hace 81 años, “Ximénez”, un cronista célebre de la época, llegó en tren a la capital antioqueña y escribió en El Tiempo: “Aquí está Medellín. Su cielo azul, su aire puro, su clima delicioso”. Al menos la ciudad sigue aquí, pero no sabemos hasta cuándo ni cómo…

 

INFLEXIÓN. Repito: si Hernando Santos resucita y nos visita hoy, ¿diría de nuevo lo recordado al comienzo?

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Ignacio Arizmendi Posada
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