Esta semana el Congreso dio un paso en la aprobación de un proyecto muy especial para mí, al que le he puesto todo mi esfuerzo y corazón por ser un clamor de miles de mujeres humildes con las que he podido conversar en los últimos años durante mis recorridos por el país. Se trata del Fondo de Emprendimiento para la Mujer (FEM), iniciativa que pasó su primero de cuatro debates en el legislativo y con el que vamos a contribuir enormemente para que las mujeres de más bajos recursos obtengan un capital semilla que les permita sacar adelante sus ideas de negocio, empoderarse económicamente y transformar sus vidas.
Pese a que se ha avanzado gradualmente en reducir la brecha de género en nuestro país, la realidad es que las mujeres colombianas, especialmente aquellas que viven en la pobreza y en zonas apartadas, enfrentan un profundo abismo en cuanto a oportunidades laborales. Según el DANE, en el trimestre móvil de junio a agosto de este año, el desempleo en las mujeres fue 4,1 puntos porcentuales más alto que en los hombres a nivel nacional. No obstante, la situación es más dramática en las zonas rurales, donde el desempleo en mujeres fue de 6,5 puntos porcentuales por encima que el de los hombres.
De acuerdo con la encuesta de micro-negocios del segundo trimestre de 2023, el 38,5% de los micro-negocios del país pertenecían a mujeres. Mientras tanto, el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) señala que en Colombia el 31,3% de los emprendimientos están liderados por mujeres, siendo uno de los países de la región donde ellas son quienes más se animan a iniciar sus propios negocios. Sin embargo, las principales barreras para muchas, especialmente las más vulnerables, son la falta de acceso a financiamiento, capacitación y formación.
Escuchando sus historias desde los territorios, varias me expresaron su deseo de un plante o capital semilla que les diera ese impulso y, abriéndome las puertas de su alma, me contaron que esta era también una forma de dejar de depender económicamente de sus parejas, de parar la violencia física y psicológica en sus hogares teniendo sus propios ingresos.
Fue así como desde el primer día que llegué al Senado radiqué el proyecto FEM, el cual pasó esta semana a segundo debate en la plenaria y al que le vamos a seguir metiendo toda la ficha para que se convierta en Ley de la República. La iniciativa busca crear este fondo en los 1.123 municipios del país para impulsar el emprendimiento, el empleo y la cultura financiera, específicamente dirigiéndose a mujeres en condiciones económicas difíciles. Es decir, quienes se sitúen en los grupos a y b del Sisbén IV o en las categorías equivalentes que sean implementadas en el Registro Único de Ingresos (RUI) y que carezcan de una fuente permanente de ingresos.
Se otorgará un capital semilla desde medio salario mínimo ($580.000) a tres salarios mínimos ($3’480.000) y permitirá que máximo diez mujeres conformen una organización cooperativa, facilitándoles hasta treinta salarios mínimos (34’800.000). Los recursos se entregarán por única vez a cada mujer o grupo de mujeres.
Por otro lado, el FEM contará como fuentes de financiación con no menos del uno por ciento de los ingresos corrientes de libre destinación de los municipios en cada vigencia fiscal y/o con un monto equivalente a las asignaciones que les corresponda del Sistema General de Regalías. Igualmente, el fondo podrá recibir donaciones y recursos no reembolsables de organismos de cooperación nacional e internacional, de la banca multilateral y de organismos internacionales.
Para finalizar, en cada municipio las mujeres recibirán capacitación y acompañamiento para que puedan acceder a los beneficios del FEM, así como una hoja de ruta que las lleve a cumplir con el punto de equilibrio de sus emprendimientos y se garantice su continuidad y consolidación en el futuro con una adecuada planeación financiera, jurídica y tributaria.
Este será un sueño hecho realidad para ayudar a miles de mujeres colombianas a cumplir sus metas, empoderarse económicamente y sacar adelante sus familias. Vamos a seguir trabajando muy duro para que pronto sea una realidad.