Hace unos días, me conmovió una tendencia en redes sociales donde mujeres adultas se dirigían a sí mismas cuando eran niñas, recordándose que los sueños sí se cumplen. Un ejercicio de memoria y esperanza que me llevó a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos como líderesas para abrir puertas en los territorios, con el propósito de que se cumplan los sueños de nuestras niñas.
Nací en Puerto Asís (Putumayo) y crecí en Yacopí (Cundinamarca), dos territorios que representan la diversidad y los desafíos de la “Colombia profunda”. Por eso, conozco de primera mano las realidades de nuestras niñas y mujeres en las regiones.
Justamente por ellas y por mi propia historia, tracé mi misión de articular y propiciar todos los espacios posibles para que, a través de la transformación digital, las mujeres obtengan las herramientas y oportunidades para cumplir sus metas, centradas en la empleabilidad y el emprendimiento.
Todas podemos hacer realidad lo que anhelamos. Esa convicción es la que me impulsa y me conecta con otras líderesas del sector TIC y que va acompañada con la herramienta más poderosa para transformar los territorios: la educación para quienes más lo necesitan, a quienes debemos transmitirles la “magia” que encierra el conocimiento.
Seguimos trabajando pues la realidad nos muestra que aún hay mucho por hacer. En Colombia, solo el 35 % de las personas graduadas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) son mujeres, según un informe de la ONU. Como dato adicional, según un estudio divulgado por una fundación para la mujer, el 17 % de las mujeres que acceden a programas educativos en el país tienen la posibilidad de formarse de manera digital.
Como viceministra de Transformación Digital, hace poco participé en la Red UE-ALC de Mujeres Líderes en Política Digital, una iniciativa que busca fortalecer nuestro liderazgo en la formulación de políticas digitales inclusivas. Fue emocionante comprobar la fuerza del cambio que compartimos las mujeres TIC de América Latina. Me sorprendió ver tantas iniciativas enfocadas en cerrar la brecha de género y esto me motivó a encontrar personas realmente comprometidas con que las latinoamericanas seamos agentes de cambio en la transición digital, especialmente desde el sector público, donde podemos lograr acciones concretas para resolver los problemas de la ciudadanía.
Debemos mantener claro el objetivo: integrar plenamente las perspectivas de género en el diseño, la gobernanza y la implementación de las políticas digitales. No podemos dejar que estas iniciativas pasen desapercibidas porque son fundamentales, no solo por una cuestión de igualdad, sino por la innovación e inclusión. Cerrar la brecha digital de género es una tarea urgente y colectiva. En ese sentido, la Red UE-ALC de Mujeres Líderes en Política Digital tiene como meta adoptar un «Llamamiento a la acción» de cara a la próxima Cumbre CELAC-UE, que se celebrará en Santa Marta los días 9 y 10 de noviembre de este año.
Este evento puede ser un punto de inflexión en la búsqueda de acuerdos para el cierre de la brecha, particularmente en el ámbito digital. Desde el Ministerio TIC venimos trabajando en temas clave como la prevención de la violencia de género, el desarrollo de habilidades digitales, la creación de contenidos en la red y la participación de niñas, adolescentes, mujeres en áreas STEM y la apropiación del uso seguro y responsable de las TIC.
Nuestro compromiso es el trabajo con los territorios. Ya estamos ejecutando un plan a mediano y largo plazo para llevar la transformación digital a cada rincón del país. El propósito es que ninguna niña, adolescente o mujer se quede atrás en esta revolución tecnológica.
Para lograrlo, es fundamental que incentivemos a los docentes a compartir el conocimiento, promoviendo un uso responsable y seguro de las TIC. También debemos motivar a más mujeres a adquirir habilidades digitales, porque estoy convencida de que la tecnología es una herramienta poderosa para cumplir sueños y transformar vidas.
Como mujer que ha recorrido la “Colombia Profunda” y conoce las necesidades de la gente, soy testigo de que esos anhelos son el motor para construir un camino sólido hacia la transformación de los territorios y el impulso de la economía popular.