Que la oposición se haya dedicado a sabotear las reformas sociales presentadas por el gobierno, ya no tiene nada de sorprendente, pero sí resulta decepcionante lo que ocurrió esta semana. Ocho senadores radicaron una ponencia negativa, seis de ellos como ponentes designados y dos como acompañantes. Sin embargo, lo llamativo no es el rechazo en sí, sino la ligereza con la que lo hicieron: se oponen a una Reforma que, en esencia, no conocen. Les comparto mis reflexiones.
Empecemos por la ponencia negativa a la Reforma Laboral, la cual al leerla es claro que las y los senadores se oponen a una Reforma que no existe, porque ni siquiera tuvieron el tiempo de estudiar los significativos cambios que se realizaron durante el trámite legislativo en la Cámara de Representantes. Entre el primer y segundo debate se acogieron 200 proposiciones modificatorias, se eliminaron 30 artículos y se aprobaron 14 artículos nuevos, entre ellos, la creación de un Programa de Primer Empleo y Último Empleo, una Ruta de Empleabilidad, y, Acompañamiento a micros y pequeñas empresas, entre otros.
Frente a los 2 senadores que acompañan la ponencia negativa, la senadora Nadia Blel (presidenta del partido Conservador, del mismo partido del presidente del Senado que afirmó que sería “el jefe de la banda para hundir las reformas”) y el senador Alirio Barrera (del Centro Democrático) firmaron la ponencia sin ser ponentes, no me queda duda que lo único que pretenden es no dar el debate, se niegan a debatir con argumentos, porque se aceleran a tomar posición y ni siquiera se han dado la oportunidad de estudiar las tres ponencias positivas radicadas, las cuales son diferentes, pero tienen en común que Colombia necesita una Reforma Laboral.
Pero si se trata de un debate argumentado, de estudios académicos y evidencia empírica, es pertinente referenciar la Misión de Empleo realizada en 2020 - 2021 que analizó el mercado laboral colombiano de las últimas tres décadas, y la conclusión nos llama como sociedad a actuar: “Desafortunadamente, el mercado laboral en Colombia funciona mal, lo que constituye uno de los principales obstáculos en el camino hacia una sociedad más próspera e incluyente”. La Misión realiza el análisis en dos dimensiones, una desde el bienestar social, donde concluye que la mayoría de los trabajadores tienen condiciones laborales precarias, algo que la Reforma Laboral tiene como objetivo cambiar; y una segunda dimensión referente al crecimiento económico en el cual identifica que el desempleo es persistentemente alto, demostrando que pese a las 63 leyes aprobadas en el Congreso entre 1991 y 2019, muchas de ellas con el objetivo de reducir el desempleo, como la Ley 789 de 2002 del Gobierno Uribe Vélez, no solucionó este flagelo. Estos 8 senadores y senadores argumentan que su posición de archivar la Reforma Laboral es porque ésta no genera empleo, pero les recuerdo que la dinamización del mercado laboral depende de una acción integral con la provisión de infraestructura y la democratización del acceso al crédito, entre otras acciones, las cuales desde el inicio del Gobierno del Cambio se ha venido estructurando y realizando, lo cual permitió que en noviembre de 2024 se tuviese una de las tasas de desempleo más bajas de los últimos 20 años con 8,2%.
Todos los congresistas son conscientes que una cosa es el proyecto que se radica y otro el que se aprueba, precisamente porque se somete a la discusión y a la construcción de consensos. Lo que ocurre hoy con la Reforma Laboral es una increíble mezquindad política de algunos senadores y senadoras que se niegan a debatir.