Todo por la patria, esa es la premisa de las Fuerzas Militares de Colombia. Lo sé, porque hace unos años decidí convertirme en profesional oficial de la reserva de la Fuerza Aérea. Allí vi hombres dispuestos a darlo todo por Colombia y a defender con su vida a nuestra nación. Todos aquellos que juramos bandera, sabemos del compromiso que significa, trabajar por el bien de este país.
Esa premisa, bien la conoce el comandante del Ejercito, el General, Eduardo Zapateiro, quien ha defendido el honor de su institución, tras los comentarios llenos de injuria, odio y calumnia del candidato del pacto de criminales. Salieron los pájaros a tirarles a las escopetas ¡Vaya sorpresa!
Este señor, sin argumentos ni pruebas y ante una red que agrupa a millones de ciudadanos, algunos acostumbrados a esconderse detrás sus pantallas para ofender, lanzó un dardo lleno de veneno sugiriendo que al interior del Clan del Golfo había militares que hoy gozan de generales.
¿En que cabeza cabe, que como candidato presidencial, alguien pueda hacer tal aseveración sólo con la intención de generar polémica, poner a hablar a la prensa y de paso, a cuanto necio con ínfulas de jueces sin mancha? Si, a Gustavo Petro, que no hace más que hablar disparates y pese a que hoy continúa ejerciendo como senador, le puede más su afán de protagonismo.
Ahora salen miles a rasgarse las vestiduras porque supuestamente el general está participando en política, por defender el buen nombre del Ejército. Hasta lo denunciaron por prevaricato por acción e intervención en política y en la acción judicial.
Y por si fuera poco, sale la estrella de la primera línea, alias Simona, la misma que irrumpió encapuchada en la Catedral Primada de Colombia, en medio de una misa, a decir que la apuesta debe ser acabar con las Fuerzas Armadas, para eliminar las relaciones de poder, porque según ella, la acción de Zapateiro da muestra de una institución completamente corrompida.¿Qué tal el grado de ignorancia?
Lo cierto es que, en medio de tanto show mediático, lo único que debe prevalecer aquí es la institucionalidad. A nuestras fuerzas Armadas hay que defenderlas y respetarlas. La constitución establece que “Las Fuerzas Militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional”. Ellas son nuestras aliadas. Los enemigos por el contrario, son los guerrilleros, los delincuentes, los subversivos, los que han destruido nuestra nación.
No se puede hablar de construcción de paz, desconociendo la grandeza de nuestras instituciones, lo que han aportado y lo que están dispuestos a dar. Los héroes de la patria no pueden tratarse como delincuentes y enlodar a aquellos hombres de intachable conducta, dispuestos a dar la vida en defensa de los colombianos.
Si, imposible tapar el sol con un dedo, en todos los lugares hay manzanas podridas, que tiñen de vergüenza, hasta familias. Si hay algún miembro de la fuerza pública está cometiendo delito alguno, debe caerle todo el peso de la ley. Dichos casos deberán ser investigados por las autoridades competentes, pero la discusión aquí, es que no se puede deshonrar a quienes bien sirven a nuestro país y de manera íntegra trabajan día a día. Si alguien dice ser político y más aún, candidato presidencial, debe defender la institucionalidad de la fuerza pública, por encima de cualquier interés particular.
Para todos los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas, mi respeto, mi admiración y mi respaldo. Ustedes son nuestro orgullo. No permitiremos que el socialismo disfrazado de justicia, deslegitime, lo que con tanto esfuerzo han construido.