En el año 2021, aún en plena pandemia por el COVID-19, se desató un gran estallido social por una reforma tributaria que buscaba recaudar $26 billones de pesos. Miles de personas salieron a las calles a mostrar su inconformismo, muchos de ellos, de forma violenta, ocasionaron desmanes y daños incalculables. También hubo protesta pacífica y válida. Incluso nosotros, los congresistas que apoyamos el gobierno Duque, no estuvimos de acuerdo porque la propuesta transgredía líneas sociales muy delicadas, que en su momento, dijimos que no estábamos dispuestos a aprobar.
En ese entonces, el ahora presidente electo Gustavo Petro, alentaba a seguir la protesta y ha defendido, hasta el día de hoy, incluso el día de su victoria, a los manifestantes de la primera línea, que generaron caos y miseria en muchas ciudades del país, quejándose por la supuesta injusticia social, los altos impuestos y la mala administración.
Paradójicamente, en la actualidad, la presidencia que llegará a la casa de Nariño el próximo 7 de agosto trabaja en una reforma tributaria que busca recaudar $50 billones de pesos. Por supuesto, que Colombia está atenta a los mínimos movimientos que esta reforma traiga, pues no será fácil obtener dichos recursos y surge la pregunta de si volverán entonces a las calles los indignados de la primera línea, cuando se den cuenta que no todo podrá ser como se los ofrecieron.
Ya se vislumbra un panorama poco esperanzador en materia económica, dadas las inmensas demandas y promesas de campaña de Petro, que hay que empezar a satisfacer. Según los expertos, se deberá empezar a incrementar significativamente el gasto público social para responder a esas demandas y claramente se necesitará una reforma tributaria importante de forma inminente.
Hoy ya hablan entonces que no solo los ricos deberán pagar más impuestos, sino los de la clase media alta, que ganen 10 millones de pesos mensuales, según las afirmaciones del ministro de hacienda designado por Petro, José Antonio Ocampo. Dicen que el 4x1000 habrá que mantenerlo porque no hay otra opción que pueda reemplazarlo y que eliminarán beneficios tributarios a las empresas y de las medidas que más sorprende, es que evalúan gravar patrimonios de 1000 millones de pesos.
Y por si fuera poco anunciaron que quitarán el día sin IVA, un claro ejemplo de una cultura tributaria que no tiene como prioridad a la ciudadanía, pues a diferencia de lo que afirman los asesores económicos petristas, se trata de una medida que no solo beneficia productos importados, sino que promueve el empleo y dinamiza la economía colombiana, que se vio tan afectada, tras la pandemia.
Por ejemplo, en la última jornada las ventas superaron los 10 billones de pesos. Una cifra nada despreciable para el gremio del comercio, que ven la eliminación de esta jornada como un agrave error, porque claramente beneficia a la industria nacional y el 70% de productos adicionales que se venden ese día, están gravados con IVA y son jalonados por la jornada.
La reforma se está cocinando y la propuesta final la conoceremos en los próximos días. Por el momento, lo único claro es que ahí estará Roy Barreras a la presidencia del Senado, bien conocido por todos, para dar un empujón a que la reforma tributaria de Petro salga adelante, sin mucha traba, pero eso si, con mucha mermelada de por medio.