Lo primero que debemos analizar es la ausencia de líderes que hoy tenemos en Colombia, somos muy pocos los que estamos dispuestos a construir país y aún más escasos los que inspiran desde su ejemplo y dejan huella con servicio a la sociedad. Son extraños aquellos que con moral y ética política, envían mensajes de sabiduría y transmiten enseñanzas para sus conciudadanos; porque al parecer están más concentrados en encontrar una fórmula mágica, que los catapulte en materia de imagen y éxito político.
Yo, en lo personal me cansé de esperar ese liderazgo que tanto soñé, porque sencillamente no lo encontré en mis dirigentes y fue esto lo que me motivó a salir de mi zona de confort, lanzarme al ruedo político con Salvación Nacional, con el único objetivo de dejar huella.
Lo segundo que me entristece, es la falta de nacionalismo, de una historia común, que nos llene de orgullo, que nos muestre nuestras raíces, que deje claro quiénes somos y de dónde venimos, que nos muestre a nuestros héroes de la patria con grandeza, nobleza, evidencie las proezas y sacrificios que hicieron para construir esta nación.
Debemos sentir orgullosos de nuestros símbolos patrios, de nuestra cultura, gastronomía y su mestizaje. Tenemos que apropiarnos de nuestro país, ser responsables y no dejar en manos de otros el deber de fortalecerlo, hacerlo próspero y productivo, sabiendo que tenemos las cualidades para ser una potencia para el hemisferio.
Por último, es común oír al colombiano hablando de corrupción y quejándose de ella, pero somos muy pocos los que reflexionamos y nos preguntamos, ¿cuál es mi responsabilidad en este tema?. Solo de esta manera podemos tomar acciones para desmantelar este sistema perverso que hoy nos aqueja. Todos queremos acabar con la corrupción, pero la del otro, nunca la nuestra. Nos quejamos del político corrupto pero cuántas veces nos preguntamos ¿quién lo elige?. En el país tenemos que empezar a responsabilizarnos de nuestros actos, en trabajar en pro de construir esa nación grande, prospera, equitativa y en paz que todos anhelamos y nos merecemos.
