Parece que la consigna de quienes pretenden tomarse el poder a como dé lugar es la de “Reuníos y venceréis” en estos tiempos en los que nos han obligado al aislamiento a punta de represión y terror con el pretexto de un virus. De lo que no cabe duda es que desde la izquierda se está aplicando como quedó en evidencia con el bochornoso episodio del encuentro, en casa de un alcahuete de apellido Cristo, de los que se juraron amor eterno desde la firma del acuerdo maldito de La Habana. Previa a esa reunión presencial -que solo se puede entender por el afán de impedir cualquier filtración- se supo de una cumbre virtual, programada por las FARC, en la que participaron, junto a la misma banda narcoterrorista, Lula Da Silva, Pepe Mújica, Alberto Fernández, Rodríguez Zapatero, Maduro, Samper, Vilma Rousseff, Fernando Lugo, Correa, Evo Morales, es decir la cúpula del cartel del Foro de Sao Paulo. Un artículo en el portal Noticiero Digital escrito por el ex magistrado venezolano Velásquez Alvaray que fue motivo de análisis en un extenso programa de G24 al que fue invitado Joseph Humire, reporta con precisión los veinte puntos en los que resumieron la estrategia a seguir en la llamada pos pandemia. Lo que se filtró de la mencionada reunión virtual es para poner los pelos de punta… y que las mismas FARC convocaran a sus aliados Santos y Cepeda a reunión presencial hace más aterradora la cuestión.
“Ha comenzado a funcionar la justicia, y es un trabajo que venimos haciendo desde hace muchos años. Hay jueces con gran conciencia revolucionaria”, fueron las palabras citadas en el artículo con las que demostraron su regocijo los cabecillas de las FARC por la detención de su archirrival, Álvaro Uribe, en el encuentro virtual y no es de extrañar que quisieran brindar en persona con sus compinches más cercanos en casa del alcahuete.
Como motivo de simple cotilleo, los medios, tan cercanos a Santos, le han dedicado espacio al amoroso encuentro pero para desentrañar lo que hay detrás del asunto, su parte oscura, no han mostrado el menor interés. Ninguno de ellos ha mencionado la reunión previa de los de las FARC con sus secuaces de la región como tampoco el ataque de Lula a Duque al comienzo de ese foro donde sentenció que “le tocará la misma suerte de Uribe”.
De los veinte puntos se puede concluir que lo que se viene es un “plan estratégico de desestabilización”. Aprovechando la crisis económica que padece la región se reiniciarán manifestaciones violentas, como las de finales del año pasado, a las que se les añadirá la conformación de “guardias paramilitares”. La intención es reescribir las Constituciones a su medida. Los temas religiosos, de género y de raza serán aprovechados para “arrinconar al imperialismo”. A los grupos esotéricos los van a impulsar bajo “preceptos revolucionarios”. Los medios afines seguirán siendo controlados así como no se detendrán en los ataques a quienes se oponen a sus macabros planes desde las redes. El aborto y la drogadicción seguirán siendo promovidos bajo la bandera del “libre desarrollo de la personalidad” y la “relatividad de los valores” y los símbolos patrios serán reconstruidos a su medida como lo hizo Chávez.
El “culto al líder” que tan bien les funcionó con Castro, será puesto en práctica en cada uno de los países de la región. La educación seguirá siendo el medio de adoctrinamiento en “la lucha de clases” a partir de reformas educativas. Se tendrá un control ciudadano a partir de auxilios como los implementados durante el confinamiento, inspirados en las experiencias previas de Cuba y Venezuela. La destrucción de los partidos que no les sean afines, el ataque sistemático al aparato productivo y a la clase empresarial y la infiltración como medio para generar estructuras paralelas a las del Estado -que tan bien les ha funcionado en el caso colombiano-, junto al control de los capitales, las invasiones de terrenos y propiedades, el empobrecimiento continuo al estilo cubano y el control de las redes sociales son los objetivos a corto plazo que se proponen los socialistas del siglo XXI.
Aunque nada nuevo hay en todo esto, lo que es motivo de inquietud es el empeño en ponerlo en práctica de una manera coordinada. En un momento tan propicio para sus planes de toma del poder total, cuando la ciudadanía se encuentra debilitada por efecto del confinamiento y la economía destrozada, las cosas se ponen más inquietantes.
Me pregunto si el encuentro presencial en Bogotá tendrá relación directa con el virtual en el que acordaron la siniestra estrategia. Si la respuesta es afirmativa, el caso debería llegar a la Fiscalía y si es casual, somos los ciudadanos que queremos preservar nuestras libertades, quienes tenemos el deber de tomar cartas en el asunto.
Los tiempos han cambiado y la insurrección ha ganado espacios que en el pasado era inimaginable que pudieran ser tomados. La infiltración ha sido un arma mucho más eficaz que la guerra de guerrillas castrista. Ver pavoneándose a Cepeda y Timochenko, sin importarles el tremendo historial criminal que arrastran, es una muestra de lo que ha avanzado el Foro de Sao Paulo en sus fines perversos.
“Pasar de la brisa a la tormenta bolivariana” es el lema que los une. La tormenta arrasará con las endebles democracias de la región si no la atajamos ahora que es apenas una brisa.