Decir que Carlos Castaño apoya al pacto criminal de Petro no solo se convirtió en tendencia en redes sociales, sino que ocupó titulares de varios medios en el país. Que si Castaño lo hizo a través de la ouija, cuestionó el senador Luis Fernando Velasco o que los uribistas ya no sabíamos que inventar y que por el señor de las bolsas votan hasta los fantasmas, mencionó el ‘irreverente’ Roy Barreras.
Trataron a toda costa de opacar un discurso que fue claro y contundente. Quisieron dar relevancia a un error, para que Colombia no mirara las verdades que le dije en la cara al candidato que hoy viola el Estado de derecho y se sienta a defender a sus alfiles en plenaria del Senado, pese a las muestras claras de violación de la ley, como las que ha tenido Daniel Quintero, un alcalde nefasto para Medellín y para Colombia.
Me equivoqué, pensaba en mencionar al ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso quien en días pasados reiteró su disposición de convertirse en un gestor de paz para trabajar por la reconciliación del país y quien abiertamente tomó las banderas del perdón social que tanto hablan en esa campaña que busca indultar delincuentes. Infortunadamente, la mente me jugó una mala pasada y en el calor de la discusión mencioné a Castaño, el mismo que Petro visitó, cuando integraba el M19, para que lo redimieran, pese a que sus compañeros de guerrilla desconocían tales encuentros.
No en vano el expresidentes Andrés Pastrana le cuestionó dichas reuniones clandestinas, en la que probablemente se tejió un pacto con el paramilitarismo. Bien dijo Pastrana, que por mucho menos hay políticos purgando años de cárcel, pero al rey midas criollo nada le importa con tal de llegar a la presidencia y el sólo se preocupa por expandir ‘el pacto diario de indultos para la mafia, la corrupción y el crimen’.
De manera que no fue tan descabellado mencionar a Castaño, porque seguramente para Petro, su nombre es más familiar que lo que muchos imaginábamos. Y al final de cuentas, que yo haya nombrado a un muerto es lo de menos, la discusión de fondo es lo importante: El candidato del pacto que se vende como el cambio no es más que un charlatán que vive engañando incautos, que tiene en su lista de aliados a corruptos y delincuentes, guerrilleros y paramilitares.
La evidencia está sobre la mesa. Yo no necesité de insultos en las redes sociales, ni troles provocadores. Yo hablé de frente y sin titubear. Y hoy lo repito, allí no hay más que un pacto de bandidos en donde se viola el Estado de derecho, se vulnera la Constitución y la institucionalidad. Un verdadero pacto criminal disfrazado de perdón social.