Alexander Velásquez

Escritor, periodista, columnista, analista de medios, bloguero, podcaster y agente de prensa. Bogotano, vinculado a los medios de comunicación durante 30 años. Ha trabajado como reportero para importantes publicaciones de Colombia, entre ellas El Espectador, Semana y El Tiempo. Ha sido coordinador del Premio Nacional de Periodismo CPB (ediciones 2021, 2022, 2023). Le gusta escribir sobre literatura, arte y cultura, cine, periodismo, estilos de vida saludable, política y actualidad. Cree en la vida después de la muerte, uno de sus temas favoritos. La lectura y caminar una hora diaria mientras escucha podcast son sus pasatiempos favoritos. Escribe su segunda novela.

Alexander Velásquez

Ser viejo en un mundo de miércoles

No me siento vetusto, caduco ni decrépito (todavía), y eso me alegra porque ser vejete en este o en cualquier país es una desgracia, a no ser que seas la Reina Isabel II, que a sus 96 años  tiene la pendejadita de 450 empleados. Si perteneces a una familia adinerada te confinan en un centro geriátrico cinco estrellas o en un uno sin estrellas si eres un pobre diablo, eso si antes no pierdes la cabeza y mejor te encierran en un sanatorio.

Ahora bien, si eres septuagenario y lúcido al mismo tiempo, la ley dice que no sirves para ejercer cargos públicos. Vean nomás: la semana pasada al Consejo de Estado llegó una demanda pidiendo anular los nombramientos de la ministra Cecilia López (Agricultura) y Álvaro Leyva (Relaciones Exteriores), pues para el querellante, en resumidas cuentas, ambos funcionarios son demasiados viejos para ejercer. Ella tiene 79 y el canciller 80 recién cumplidos. De acuerdo con la legislación, al cumplir 70 años el funcionario debe ser removido inmediatamente del puesto, como quien quita una piedra que estorba en el camino. Visto así, no se entiende cómo el empresario Rodolfo Hernández,  de 77 años, aspiraba a ser presidente de la República y, a pesar de perder las elecciones,  con esa misma edad se convirtió en senador de la República y, no contento con ello,  tras aceptar la derrota anunció que alista baterías para las presidenciales de 2026, cuando tendrá 81 años. ¿Se enloquecieron las leyes o qué? Creo que el asunto amerita revisión.

Más allá de eso, tengo la impresión desde siempre que el poder, al menos en Colombia, está lleno de puros abuelitos, que se resisten a quedarse en casa malcriando a sus nietos o viajando por el mundo, que es lo que alguien inteligente y con una billetera abultada haría antes del viaje final. O al menos es el ideal de vida que anhelo si consigo fama y fortuna como escritor antes de los 62.

Para enredar más la pita, el señor Carlos Slim, dueño de Claro, propone que la gente trabaje menos días a la semana y se jubile más tarde, a los 75 años, como si esa regla pudiera aplicarse universalmente, desconociendo que la calidad de vida es muy distinta dependiendo de la clase social a la que se pertenezca. En Colombia te pensionas con 62 años si eres hombre y con 57 si eres mujer, habiendo cotizado 1300 semanas, claro está. (¿Saben? Acabo de completar las semanas pero no la edad, ¡chanfle!).  

En últimas, lo que el magnate propone es morir viejos y esclavos, con un píe en el empleo y otro en dirección a la tumba. Para él, que va de salida (tiene 82 años), debe ser muy fácil hacer semejante propuesta siendo asquerosamente rico.

Cuando pienso en la ideota del multimillonario, me imagino a mí mismo encorvado y con bastón empapelando las paredes de las ciudad con hojas de vida a ver si alguien se atreve a contratar a este viejito chuchumeco, pues ese es, ni más ni menos, el mote para los ancianos en Colombia: persona envejecida, achacosa, venida a menos, según la Real Academia de la Lengua y según las oficinas de recursos humanos.

Es hora de que el país muestre un mínimo de sensibilidad porque, con algo de suerte, todo vamos para viejos y tal vez lo único a lo que podríamos aspirar, aparte de que nos cuelguen el letrero de tercera edad antes que la lápida, es un trato digno y considerado en el último periplo por esta vida. (Reflexión: ¿Tercera clase y tercera edad son sinónimos?)

Todos deberíamos ver la película chilena “El agente topo”. Es la historia de Sergio, un hombre de 83 años contratado como agente secreto para descubrir hechos turbios en un hogar para ancianos; a medida que la realidad sale a la luz, a través de sus notas en un cuaderno y sus audios vía WhatsApp, nos confronta sobre lo que somos y lo que seremos.

"Fui a donde la señora María de portería y pedí ver el registro de visitas, y descubrí que mi amiga Rubira no ha tenido ninguna visita en todo el año. Y te quiero pedir, si es posible, que dentro de tus contactos, puedas conseguir fotos de sus familiares para mostrárselas. Le va a gustar mucho. Y estoy preocupado de su salud mental", informa Sergio en uno de sus reportes.  

Entonces el coronel Aureliano Buendía y Gabriel García Márquez tenían razón:

«El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad».

 

LA VIEJITA DE LA ESQUINA DICE: Que al periodista Yamid Amat (CM&) ya no se le entiende lo que habla ni lo que pregunta. Tiene 80 años. En las redes sociales lo llaman coloquialmente viejito gagá, expresión despectiva para quien ha perdido parte de sus facultades mentales.  No sé si sea el caso de él, pero creo que uno debería saber cuándo debe retirarse.

Creado Por
Alexander Velásquez
Más KienyKe
En el Senado de la República se aprobó la reforma pensional y que entraría en vigor en junio del 2025.
El ministro TIC, Mauricio Lizcano, participó en el foro 'Panorama de la conectividad rural y del desarrollo industrial en la era digital' donde compartió las expectativas de este proyecto.
El conjunto capitalino, necesitado de puntos, visitará a los chilenos en la ciudad de La Serena.
La Fundación Forjando Futuros aseguró que Duque restituyó cerca del 50% más de tierras en un tiempo predeterminado.