Como bien lo saben, una de las propuestas del presidente Gustavo Petro es la transición energética. Para empezar, las intenciones son buenas pues se busca la disminución de la contaminación y la independización de la economía nacional del fuerte arraigo a los combustibles fósiles. Sin embargo, la propuesta no sólo está lejos de ser una realidad, sino que hemos visto cierta incoherencia por parte del Gobierno en la implementación de políticas públicas.
Quiero destacar dos medidas que ejemplifican lo anterior y lleva a que nos preguntemos si esta administración en realidad quiere avanzar en la transición energética o si, por el contrario, busca frenar las distintas fuentes alternativas energéticas.
Pocos recursos para subsidios GLP
Debemos empezar por aceptar que son insuficientes las inversiones para estimular una industria como la del Gas Licuado de Petróleo (GLP) o pipeta de gas propano, uno de los llamados combustibles para la transición que, además de ser una fuente de energía limpia, es una fuente energética de inclusión en regiones apartadas y poblaciones vulnerables.
Dicho esto, no se entiende que en el Presupuesto General de la Nación 2023 sólo se hayan asignado cerca de $60 mil millones de pesos para subsidios de GLP, cuando en diferentes oportunidades planteamos y demostramos la necesidad de ampliar esta ayuda a los hogares de estratos 1 y 2 en todo el país. De implementarse, más de cuatro millones de colombianos se beneficiarían sustituyendo la leña, el carbón y residuos por un energético limpio como el GLP.
Lastimosamente, esta propuesta fue rechazada primero en el presupuesto, luego en el Plan Nacional de Desarrollo y, finalmente, en la adición presupuestal, lo cual genera bastante desconcierto y lleva a cuestionar el interés real del Gobierno en apoyar políticas de transición energética.
Desincentivos a la inversión en generación de energías limpias
En el mismo sentido, no es entendible cómo el Gobierno pretende estimular la transición energética mientras impone mayores cargas tributarias a nuevas plantas de generación de energía solar y eólica, como se vio reflejado en el Plan Nacional de Desarrollo. No se necesita ser un experto para entender que se debe atraer más inversión para desarrollar proyectos de este tipo; los cuales requieren altas sumas de dinero para ejecutarse
Este tipo de medidas afectan el potencial que podría llegar a tener el país como referente de la transición energética en el continente. Es así como en el balance del indice de Transición Energética del Foro Económico Mundial, realizado en el 2023, Colombia cayó 10 puestos, pasando del puesto 29 al 39 sobre 120 países.
Dicho esto, he dedicado varios espacios de opinión a llamar la atención al Gobierno y a la oposición. También, en el Congreso he presentado iniciativas para fortalecer los subsidios de GLP e incentivar la inversión en plantas de energías limpias a fin de lograr un tránsito energético responsable con las finanzas públicas y con los colombianos.
Vamos a insistir en la discusión del nuevo Presupuesto General 2024 para que el Gobierno nos escuche y destine los recursos suficientes que permitan ampliar los subsidios de GLP a los hogares más vulnerables y apartados, y con ello implementar eficazmente una política de transición energética que realmente beneficiará a millones de hogares.