La emergencia sanitaria y económica como consecuencia de Covid-19, obliga a los gobiernos y empresarios a introducir cambios culturales, tecnológicos y operacionales para proteger el empleo y la sostenibilidad de las empresas.
En esta situación de crisis, el teletrabajo -como modalidad de labor a distancia o fuera de oficina, utilizando las tecnologías de la información y comunicación- está inventado hace mucho tiempo en el mundo laboral y empresarial; en diversas organizaciones de servicios se ha estado implementando esta modalidad con gran éxito, generando competitividad, eficiencia, productividad, convirtiéndose en una opción para que muchos puedan compartir más tiempo con sus familias, mejore su calidad de vida, sea una alternativa para disminuir gastos en servicios públicos, infraestructura y costos ambientales.
Según la Organización Mundial del Trabajo, los países más avanzados en implementación del teletrabajo son: Estados Unidos, Japón Suecia, Finlandia, países Bajos, Bélgica, Francia y Reino Unido, que están sobre la media del 17 % de personas y empresas que utilizan el teletrabajo. En América Latina, lideran el teletrabajo Brasil, Argentina, México, Chile, Costa Rica y Colombia en orden de importancia, con una media del 13 %, muy por debajo de la media europea y norteamericana.
El aislamiento de personas como consecuencia del COVID-19, para evitar la expansión del virus, obliga hoy a generar grandes cambios, pues no todas las empresas están preparadas para implantar esquemas de trabajo a distancia. Es necesario desarrollar estrategias para el manejo de tecnologías digitales y de comunicación, una mayor preparación en cuanto a cualificación de los empleados de los niveles técnicos, profesionales y especializados para un mejor desempeño. Es el momento de la transformación digital, el trabajo en línea, la utilización de herramientas tecnológicas, para lograr mayor productividad y mejor calidad de vida tanto a empleados como empresarios.
Si logramos que Colombia avance fuertemente en la implementación de dicha modalidad en todas las áreas definidas en la ley: Autónomo, suplementario o móvil y con todas las garantías laborales y prestacionales, vamos a ganar en una mayor flexibilidad laboral, mayor productividad, mayores oportunidades laborales a personas con discapacidad, adultos mayores, a cuidadores y cuidadoras de personas con discapacidad y profesionales en general, logrando con ello, una mayor interacción entre la vida familiar y laboral contribuyendo de esta manera a generar más y mejores empleos.
En Colombia se aprobó la Ley 1221 de 2008 y posteriormente, se expidió el Decreto reglamentario 0884 de 2012 que reguló el Teletrabajo como: “una forma de organización laboral que consiste en el desempeño de actividades remuneradas o prestación de servicios a terceros, utilizando como soporte las tecnologías de la información y comunicación para el contacto entre el trabajador y la empresa, sin requerirse la presencia física del trabajador en sitio específico de trabajo”. Lo cierto, es que se hemos avanzado muy lentamente en esta materia, que sin duda, requiere un mayor compromiso para su consolidación, por parte del gobierno nacional a través de los ministerios del Trabajo, de las TICs y del Comercio, en sinergia con el sector privado .
El gobierno nacional y las empresas deben trabajar de manera conjunta, para un cambio cultural profundo, en el que se tenga en cuenta la legislación laboral, remuneración salarial y capacitación para la implantación y el uso de herramientas tecnológicas, de manera que se fortalezca está nueva variante.
Debemos reconocer que este gobierno, ha priorizado las industrias creativas y culturales, enmarcadas en lo que se ha llamado como economía naranja; pues bien, he aquí grandes oportunidades para la vinculación laboral a través de esta forma de trabajo, para que muchas ideas de emprendimiento de bienes y servicios culturales, artísticos, marketing o deportivos entre otros, se materialicen, pero ello, requiere el apoyo decidido del gobierno en materia de financiación e incentivos para potencializar este tipo de proyectos. Estas industrias creativas en el país, pueden generar más de un millón de empleos directos e indirectos superando claramente a otros sectores de la economía real, pero debe haber un gran compromiso institucional, para formar, capacitar y crear líneas financiamiento, ya que al respecto estamos frente a un importante rezago.
El Dane reportó, que el desempleo en Colombia en enero del presente año, fue del 13 %, lo que equivale a un aumento de 40.000 nuevos desempleados. Con la llegada del coronavirus, las medidas de emergencia económicas adoptadas por el gobierno nacional para enfrentar la pandemia, la contracción económica, la devaluación del peso y la fuerte caída de los precios del petróleo, el país se verá enfrentado a una crisis económica sin precedentes, de graves consecuencias en materia de crecimiento del PIB, aumento del déficit de la balanza comercial, incremento del desempleo formal e informal, menores ingresos para el presupuesto nacional y un aumento del déficit fiscal.
Es necesario desde ya, definir estrategias y líneas de acción, para financiar la emergencia sanitaria y reactivar la economía en el mediano plazo, entre ellas: disminución de tasas de interés por parte del Banco de la Republica, medidas de salvamento económico para sectores que serán fuertemente golpeados por la pandemia del Covid-19, -el sector agropecuario, turístico, hotelero, gastronómico, el de bares, transporte y comercio en general- que requerirán ayudas, para financiar y disminuir los costos de alquiler inmobiliarios, como los de su fuerza laboral.
Es momento de los grandes esfuerzos, de importantes "sacrificios" y esperamos que el sector financiero, contribuya de manera efectiva a la reactivación de la economía, al avance del país, estableciendo líneas blandas de refinanciamiento para los créditos, disminución en las tasas de colocación para microcréditos de pequeños empresarios, comerciantes y vendedores ambulantes que viven del "rebusque" diario.
No sabemos con certeza, cual será el impacto del COVID-19 a nuestra sociedad, pero es claro, que esta crisis que estamos viviendo, debe servir para reinventarnos como país, para introducir las reformas que permitan disminuir las inequidades sociales, reducir la pobreza extrema, adoptar cambios culturales, tecnológicos, emocionales y comportamentale y así construir un país fuerte y solidario.
El gobierno nacional, ha tomado las medidas correctas para conjurar la crisis, la expedición del decreto 444 del 2020 para financiar la emergencia sanitaria y económica -tomando prestados recursos del Fondo de Pensiones Territoriales FONPET- era una medida necesaria para poder inyectar recursos al sector salud, combatir el desempleo y atender la población vulnerable.
Así las cosas, el gobierno nacional también, tendrá que pensar urgentemente en una reforma al Sistema General de Regalías, para disponer de recursos que permitan financiar proyectos productivos, en las regiones más afectadas del país.