Un debate histórico

Hemos presenciado un debate electoral histórico en los Estados Unidos, con unos resultados electorales atípicos, que han llamado la atención de la comunidad política internacional, por la cantidad de votantes que han ejercido el derecho al voto en la elección del presidente de ese país, más de 146 millones de electores.

Un debate electoral apasionante, polarizado, caracterizado por demandas y aparentes eventos de corrupción en algunos estados federales, que otorga hoy a Joseph Robinette Biden y Kamala Harris, un triunfo numérico indiscutible: 290 votos electorales, contra 214 para Donald Trump y aunque aún no haya sido aceptado el resultado, por parte de la campaña republicana, serán finalmente, los tribunales estatales y la Corte Suprema de Justicia norteamericana quienes tendrán la última palabra.

Había advertido en un artículo anterior -Elecciones Turbulentas- que sería una elección difícil para el presidente Trump, dadas las dificultades que ha enfrentado por las circunstancias adversas que le ha tocado sortear, además un pésimo manejo de la estrategia de campaña, concentrada más en la figura polémica, populista, del candidato presidente, qué en una verdadera propuesta programática de campaña, que cautivara a los electores.

Varios factores afectaron a Trump, en primer lugar, la declaratoria de pandemia el 11 de marzo del presente año por la OMS, y las medidas tardías tomadas en materia sanitaria para contrarrestar los efectos de la pandemia del Covid-19;  los cierres temporales de la actividad productiva y comercial, cambiaron sustancialmente los  positivos indicadores económicos, producto del buen manejo económico de la administración de Donald Trump en los años 2018,  2019  y primeros dos meses de 2020, pero, lo ocurrido durante la pandemia, sin lugar a dudas, generó incertidumbre e insatisfacción, en el electorado estadounidense.

Antes de la declaratoria de pandemia, los Estados Unidos mostraba unos indicadores económicos muy positivos, con excelentes logros en materia de crecimiento económico; el desempleo se encontraba en sus niveles más bajos en los últimos 50 años -3,5 %-, estos resultados mostraban un ambiente propicio para  la reelección del presidente Trump; sin embargo, el panorama cambio con los efectos devastadores del Covid-19 en la economía, hubo recesión económica, aumento del desempleo y caída del consumo de los hogares, además, el sistema de salud mostró una profunda debilidad para atender con eficiencia la pandemia,  el aumento desmedido de contagios y muertes de norteamericanos por un aparente pésimo manejo de la pandemia, acabó produciendo desesperanza en la población


 

Adicional a toda esa problemática, el pésimo manejo del tema migratorio, con decisiones equivocadas como  forma de distraer la atención, parece que le pasó cuenta de cobro a la reelección del presidente Trump, pero además, lastimosamente la actitud arrogante, prepotente e irresponsable en muchas decisiones políticas y su pobre carisma, indudablemente  fueron factores que sumados, imposibilitaron la reelección y por supuesto, la posibilidad de una mayor representación de los congresistas republicanos en el Congreso norteamericano.

Las demandas presentadas por la campaña de Donald Trump, debido a supuestos hechos de corrupción en el conteo de votos por correspondencia en algunos Estados, simplemente alargará el reconocimiento pleno de la victoria demócrata, sin embargo, los resultados conocidos hasta hoy, divulgados por los organismos electorales y medios de comunicación, son contundentes y le otorgan el mayor número de delegados electorales al candidato demócrata Joe Biden.

Lo cierto, es que hemos presenciando un pésimo proceso que pone en entredicho la integridad del sistema electoral de una de las democracias más antiguas y estables del mundo, pero que hoy muestra su obsolescencia, el cual deberá ser reformado y modernizado. Llama la atención también, que desde que EE.UU. eligió a su primer presidente -George Washington hace más de 200 años-, 10 candidatos a presidente de esa nación, han perdido su aspiración por un segundo periodo en la Casa Blanca, siendo el presidente Trump, el más reciente candidato en no alcanzar ese propósito.

Dentro de los grandes desafíos que deberá enfrentar el gobierno de Joe Biden, se encuentra principalmente, mitigar el impacto del Covid-19 en la población, además, masificar la implementación de la vacuna el próximo año, y fortalecer las estrategias de reactivación económica y generación de nuevos empleos para impulsar el crecimiento, incentivar el consumo de los hogares, y la reactivación de los procesos de globalización.

El electo presidente Biden, quien  estuvo al frente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado en los últimos 45 años,  conoce claramente la política exterior ,y  por supuesto, ha sido determinante en muchas decisiones al respecto, por ello, de seguro, buscará  restablecer las relaciones deterioradas con la OMS, sin duda otorgará nuevamente los recursos para su funcionamiento e impulsará inversiones para futuros proyectos de investigación epidemiológicos y así intentar contrarrestar futuros eventos de pandemia. En lo relacionado con la agenda ambiental, las regulaciones ambientales y el cambio climático, tendrán modificaciones sustanciales, probablemente le dará mayor impulso a la generación de empleo a través de una economía de energías limpias; su pretensión es invertir dos billones de dólares en los próximos cuatro años, para situar a los Estados Unidos en un “camino irreversible” hacia las emisiones nulas de gases que provocan calentamiento en el planeta antes del año 2050. 

 

Es claro también, que la nueva administración del país del norte, le dará un mayor impulso a la Ley “Obamacare” ampliando cobertura y gratuidad, buscará la reincorporación al “Acuerdo de Paris” el cual, el presidente Trump abandonó, por considerarla nociva para la economía de su país. 

Lo que no se puede, es dejar de reconocer a la administración de Donald Trump es que gracias a la imposición de aranceles a muchos productos chinos -que han sido el gran problema de la economía norteamericana- logró proteger mucho de la industria nacional y por ende los empleos generados por ellos, otro de los logros de su administración es el de los recortes de impuestos, que ayudaron a estimular el mercado bursátil en un 5 %.

Las elecciones presidenciales norteamericanas, deja lecciones que se deben tener en cuenta, por ejemplo, la población joven se interesa cada vez más por la política y sus procesos electorales, siendo determinantes a la hora de decidir. Los electores castigan duramente los desaciertos de sus gobernantes en temas tan sensibles como la salud y la economía, que afectan a la gran mayoría de la población.

La forma de hacer política ha venido cambiando, los electores están hoy mejor informados para la toma de decisiones, las grandes urbes son cada vez más independientes, determinantes y cambiantes a la hora de tomar decisiones electorales. Lo anterior, obliga a los partidos políticos a sintonizarse con las demandas de un electorado joven y sectores sociales más exigentes.

La lección para lo que se avecina en nuestro país, es que se necesitan líderes con experiencia, conciliadores, con habilidades para buscar consensos que generen confianza, los electores están cansados del populismo, la  polarización, sobre todo en momentos de crisis; se requieren propuestas audaces con  soluciones oportunas y eficaces que generen bienestar a  la población. Hay que aprender de estos procesos para fortalecer la democracia, los sistemas electorales y la toma de decisiones.

 

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