Entre los más de 100 está Gustavo Petro. Y todos, todos los días a toda hora buscando protagonismo. Buscando likes, me gusta, seguidores, interacciones, comentarios y hasta broncas para buscar más seguidores. Las bodegas (tropas cibernéticas para hacer proselitismo) de todos, porque todos las tienen, están a reventar mandando dardos a diestra y siniestra para desprestigiar a los oponentes.
Todos aspirando aparecer en las esperadas encuestas de noviembre. Y para ganar firmas y votantes, los otros candidatos atacan a Petro. Y Petro desde arriba le contesta insultos al que quiere acabar o al que quiere destacar porque le interesa.
La estrategia del primer mandatario es polarizar y fortalecer un candidato uribista para ganar votos en el centro. Uribistas y petristas necesitan del centro para ganar. Y los del centro lo saben. Y como lo saben se creen la última Coca Cola del desierto. Y lo son, porque en últimas van a poner Presidente. O por lo menos Vicepresidente.
Y claro, los escándalos, payasadas y metidas de pata del jefe del Estado, todos muy bien planificados, están enfocados no solo en cautivar electores sino en lograr una utopía: que Petro sea reconocido como un ‘líder’ mundial.
Mientras tanto, los candidatos están dedicados a atacar a Petro. Es un toconpet. Todos contra Petro. Eso puede ser bueno para ellos para lograr protagonismo si el Presidente les contesta y los controvierte. Pero también es bueno para Petro porque lo ponen en el ojo del huracán. Y lo cotizan.
Y todo este espectáculo político en el principal escenario: X (antes Twitter). Aunque Petro esté en manifestaciones públicas o consejos comunales en directo por televisión, los efectos y controversias están en X. En contraste, el resto de candidatos solo se visibilizan y son protagonistas en X porque salir a la plaza pública se volvió muy costoso y riesgoso.
Por el momento es claro que tendremos varios meses de toconpet y los mismos meses para evaluar a quien favorece y desfavorece.