Puede sonar mediocre sugerir que los 89 deportistas que participarán en los Juegos Olímpicos ya son ganadores, pero creo que lo son. Estas 51 mujeres y 38 hombres que dejarán lo mejor de sí en los 18 deportes en los que se verá una bandera colombiana en las pantallas de los televisores y dispositivos móviles, se han labrado un camino difícil, especialmente en un país que poca importancia le da al deporte como forma de vida.
Según los análisis de periodistas deportivos y expertos en las distintas disciplinas en las que nuestros connacionales nos representarán, hay una meta que consiste en alcanzar hasta 10 medallas. Y no me malinterpreten: me encantaría que ganáramos muchas medallas y ver la bandera colombiana ondeándose en un podio de premiación. Son momentos que elevan el orgullo y nos unen como patria. No obstante, creo que las extenuantes jornadas de entrenamiento, los sacrificios en su vida social y familiar, los ingentes esfuerzos económicos que muchas veces deben hacer los deportistas para poder participar en competiciones, las constantes madrugadas y los trasnochos, la fortaleza mental y emocional para levantarse después de una derrota o para conservar la ecuanimidad después de una victoria…en fin, todo lo que convierte a una persona en un deportista élite tiene para mí un valor altísimo y por eso, creo, cada una de estas personas debería sentirse ganadora.
Los colombianos, que durante los últimos años tenemos la predisposición a juzgarnos y ponernos unos en contra de otros (en buena medida por la confrontación política irracional), nos convertimos en una sola voz con el deporte –prueba de ello fue la reciente final en la Copa América–. París 2024 es una oportunidad para unirnos, así sea por unos días (que ojalá la unión perdurara, pero soy realista) alrededor de estas 89 personas y los equipos que les permiten estar en el nivel óptimo, para alentarlos, enviarles la mayor energía en forma de gritos de aliento, para hacerles saber que hay un país entero que se siente orgulloso de que nos representen y que tienen toda nuestra admiración.
A los deportistas que llevarán la bandera de Colombia en sus uniformes; a sus familias, que son el motor por el que se esfuerzan diariamente; a sus entrenadores, equipos, compañeros; a todos los que sumaron para que 51 mujeres y 38 hombres talentosísimos estén hoy donde están, les doy las gracias y quiero que, desde ya, se sientan ganadores. Sabemos que lo dejarán todo pensando en la gloria eterna, pero ya alcanzaron algo que la mayoría de nosotros nunca logrará y por eso los admiro. Cuentan ustedes con 50 millones de almas que estarán detrás de ustedes, empujándolos, diciéndoles al oído “¡Vamos que tú puedes, ánimo!”, siendo sus coequiperos en la distancia, abrazándolos sin importar la posición en que terminen, porque ustedes ya son un motivo de orgullo para nosotros. Ya ganaron.
¡Ánimo a todos nuestros deportistas!