En el barrio Perdomo, al sur de Bogotá, algunos vecinos que conocen a Andrea Alexandra Valdés, la mujer acusada de asesinar con sevicia a Jessica Alza, de 16 años, la califican como una joven problemática y sin trabajo estable cuyo único oficio conocido era conseguirle clientes a su mamá, Esperanza Contreras, de 53 años, quien es reconocida pitonisa del barrio.
“No soy una bruja”, aseguró Valdés a un agente de la Sijín en el momento de su captura, según lo confirmaron fuentes de la Policía. Sin embargo, varios testigos señalan que Andrea y su madre, quien fue capturada este martes en Quindío por ayudar a su hija a guardar el cadáver de Jessica en una maleta, eran conocidas por difundir chismes en el barrio.
“Fueron víctimas de su propios chismes. Jessica era una muchacha sana y nunca tuvo un problema con nadie”, dijo a KienyKe.com una vecina que prefirió no revelar su identidad. Además contó que la pitonisa les decía a sus clientes que sus parejas les eran infieles y que podía espantar a las amantes con algún conjuro o bebedizo.
La semana pasada la ciudadanía se estremeció con el hallazgo de un cuerpo dentro de una maleta que fue encontrada en un protero al sur de Bogotá. El cadáver, que había sido cortado en las extremidades inferiores, pertenecía a Jessica Alza, alumna de noveno grado de la institución.
La hipótesis que maneja la Sijín fue que se trató de una venganza porque Alza tenía una relación sentimental con el esposo de Andrea. Sin embargo, vecinos del sector aseguran que Andrea se dejó llevar por los chismes y supersticiones de su madre, quien decía intuir cuando las mujeres tenían intenciones de acabar con alguna relación.
Pese a que Valdés narró con frialdad cómo planeo y ejecutó el crimen de Jessica, no aceptó el delito de homicidio agravado impuesto por la fiscalía en una maniobra jurídica para obtener beneficios, según la policía.
Andrea Valdés, de 21 años, al momento de su captura.
En cuanto al oficio de brujería, el comandante de la Policía Metropolitana, Édgar Sánchez, dijo: “Tenemos conocimiento de que la madre de Andrea Esperanza Valdés practica la brujería y habría preparado una sustancia para dormir a la víctima, quien era madre de un niño de tres años”.
Sin embargo, para algunos de los residentes del mismo inquilinato, la familia de brujos tuvo varios problemas de convivencia y reiteradamente acusaba a las vecinas de estar interesadas en el esposo de Valdés. “Decía que todas queríamos al marido de ella. Estaba loca y por eso mató a esa pobre niña”, dijo la vecina.
¿Cómo sucedió el crimen?
Jessica Alza salió de su casa, situada en el barrio Perdomo, el pasado lunes a las 7:30 a.m. y se dirigió a su colegio, donde cumplía con las horas de alfabetización hasta las 11:30 a.m. Alza debía regresar a las 12:30 p.m. para completar sus clases pero jamás volvió.
Después se comunicó con una compañera y le dijo que no iba asistir a clases porque se sentía mal de salud, reveló Semana.com. Más tarde llamó a su madre, quien se desempeña como empleada doméstica, y le dijo que había llegado a la casa y estaba haciendo tareas. Era mentira, desde el mediodía se hallaba con Andrea, su homicida.
Luego del asesinato de la menor, la Policía tenía la plena convicción y evidencias que este homicidio no lo habría podido realizar una sola mujer. Con el uso de medios técnicos y la confesión de Andrea, las autoridades confirman que su madre y su hermano, Víctor Valdés, ayudaron de manera directa a cometer el crimen e intentar desviar la acción de las autoridades.
Como si fuera poco, la presunta homicida narró que ese día había consumido alcohol y marihuana en presencia de la estudiante, y que en un acto demencial, la había apuñaleado en seis ocasiones. En el inquilinato, donde residía la familia de Valdés y la víctima, los vecinos eran conocedores del desmesurado consumo de marihuana. “Todos teníamos que aguantarnos el olor y a ella (Andrea) no le importaba”.
Andrea agregó que después de matarla, su madre y su hermano ayudaron a meterla dentro de la maleta, después cortarle las extremidades inferiores con un serrucho. Los tres limpiaron las paredes y enseres de la casa para intentar borrar las evidencias. Posteriormente arrojaron a la adolecente a un potrero del barrio Transitoria.
Gracias a este relato y a las evidencias obtenidas por los investigadores de policía judicial adscritos a la Metropolitana de Bogotá un juez de garantías dictó orden de captura contra Esperanza Contreras Valdés, madre de la homicida, y Víctor Fabio Valdés, hermano de la misma, quienes huyeron después de la captura de Andrea.
Esperanza y su hijo emprendieron una travesía por tres departamentos para evadir a la justicia. De acuerdo con las investigaciones, el jueves pasado en un bus de servicio interdepartamental llegaron a Neiva (Huila) y allí permanecen dos días. Luego se fugaron hacía El Espinal (Tolima) y, por último, fueron capturados en la Tebaida (Quindío).
En la vida de Esperanza Contreras Valencia hay un mezquino pasado y presente que la vincula con hechos de ‘brujería’ y ‘magia negra’. De acuerdo con los testimonios de su hija y vecinos, esta señora inició su vida como ‘pitonisa’ leyendo las cartas, tabaco y chocolate. Años más tarde, era reconocida como la ‘bruja de Transitoria’, barrio donde residía, porque afirmaba ligar al ser amado y traer al amor fugado.
Al momento del allanamiento en su residencia, fueron encontrados toda clase de objetos como ‘Cristos bocabajo, ‘muñecos atravesados con alfileres’ y compendios propios de estas actividades de hechicería.
En las últimas horas la mujer y su hijo fueron presentados ante un juez de garantías para responder por los delitos de homicidio agravado en coautoría.
¿Por un chisme mataron a una colegiala en Bogotá?
Jue, 20/03/2014 - 05:01
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