El pasado fin de semana se dio inicio a los playoffs de la NBA, los cuales son la etapa final para determinar qué equipo se hará con el trofeo y los anillos de campeonato en la mejor liga de basketball del mundo. Este sistema de competencia, común también en otros deportes en Estados Unidos, puede ser un poco confuso para el espectador casual, por lo que es necesario una explicación.
Una temporada en la NBA se compone por dos etapas: la primera es la temporada regular (regular season), en la que los 30 equipos participantes compiten entre sí en un todos contra todos. Sin embargo, las franquicias se reparten 15 para cada una de las dos conferencias. Esto quiere decir que a pesar de jugar contra quintetos de otra conferencia, existen dos tablas de posiciones diferentes, una para Este y otra para Oeste.
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En temporada regular cada equipo juega un total de 82 partidos. Los ocho que consigan mejor promedio de victorias y derrotas de cada conferencia participan en playoffs, la segunda instancia del torneo.
Los playoffs consisten en enfrentamientos directos en series del primero que alcance 4 victorias, con un máximo de 7 partidos posibles por llave. En este punto ya no se combinan las conferencias, sino que cada una tiene cuartos de final, semifinal y final.
Tras esa larga carrera hacia la gloria, los campeones de Este y Oeste se enfrentan en una gran final, con la mismas condiciones, de la cual sale el gran campeón de la NBA, y por lo tanto merecedor del trofeo y los anillos de campeonato, diseñado especialmente para cada edición.
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Este año los principales favoritos para ser campeones son Cleveland Cavaliers, de LeBron James y Golden State Warriors, de Stephen Curry y Kevin Durant. Ambos equipos fueron los encargados de disputar entre sí las últimas dos finales. Sin embargo, también se abren paso con peligro Boston Celtics y San Antonio Spurs.
