Algunos de los mejores jugadores del mundo han tenido que pasar por muy duras situaciones a lo largo de su vida. Muchos de ellos superaron una infancia difícil y gracias al fútbol le dieron un giro de 180 grados a sus vidas.
Carlos Tévez
El jugador argentino nació en la zona Oeste del Gran Buenos Aires, más exactamente en Ciudadela. Toda su infancia la vivió en el barrio Ejército de los Andes, más conocido como el Fuerte Apache. A esto se debe el apodo del jugador. La zona donde creció es una de las más peligrosas de la capital Argentina, siempre estuvo rodeado de malas amistades. El mismo futbolista admite que de no haber elegido el fútbol como estilo de vida hubiera terminado muerto o en la cárcel. Sus hermanos Juan Alberto y Diego no se alejaron del mundo del crimen y han sido condenados por la justicia. Tévez, ahora en la Juventus, encontró en el fútbol una salida a sus problemas.
Teófilo Gutiérrez
El barranquillero creció en el barrio La Chinita de la capital del Atlántico. Es uno de los más pobres de la ciudad y donde hay presencia de pandillas. En repetidas entrevistas el jugador hace alusión a sus amigos de infancia que ya dejaron este mundo por la violencia que se vivía en el lugar donde se formó. El fútbol lo aprendió a jugar en el campo de “La Mona” junto a su hogar, y allí mismo aprendió a tener viveza dentro y fuera de las canchas. Teófilo siempre supo que su vida estaba ligada al fútbol y gracias a éste ha recorrido buena parte del mundo.
Franck Ribery
Al francés lo abandonaron sus padres al nacer. Este jugador se crió en un internado donde era cuidado por religiosos, y del que se escapaba en repitas ocasiones para jugar fútbol. Ribery encontró en este deporte una manera de escapar a su triste realidad. Luego de sufrir el accidente que le marcó su cara y su vida tuvo que aguantarse las burlas de sus compañeros por la cicatriz que lo acompañará toda su vida. A los 13 años fue expulsado del convento por sus repetidos actos de indisciplina. Pasaba las noches donde podía, y en ese momento parecía que su vida iba a estar destinada a la perdición. Sin embargo sus capacidades futbolísticas lo llevaron a ser lo que es hoy, uno de los mejores jugadores del mundo.
Joey Barton
El inglés no tuvo una infancia fácil. Sus padres se separaron, creció en casa de su progenitor, pero la que estaba a cargo de él en realidad era su abuela. Él mismo admitió que de no ser por su ella hubiese caído muy fácilmente en las drogas y en el alcohol. Hoy, a pesar de que aún continúa con líos judiciales, gracias al fútbol encontró una nueva vida. Ahora defiende los colores del Olympique de Marsella.
Mario Balotelli
El italiano, hijo de inmigrantes ghaneses, sufrió una grave enfermedad intestinal cuando tenía 2 años. Sus padres llegaron a Italia buscando un futuro mejor para sus 4 hijos pero no lo lograron. Por la enfermedad, los progenitores del futbolista decidieron pedir ayuda a los servicios sociales. Sin embargo fueron ubicados en una casa con 20 inmigrantes más, con pocas condiciones de salubridad, por lo que el Tribunal de Brescia le encomendó la custodia de Mario a Francesco y Silvia Balotelli. Con su nueva familia se acercó al fútbol y ahora es uno de los mejores delanteros del mundo.