Cuando está concentrada no hay rival para Serena Williams. Desafortunadamente para Caroline Wozniacki, hoy fue uno de esos días lucidos de la estadounidense. La tarde en el Arthur Ashe esperaba por un suceso histórico: si la danesa ganaba, sería su primer torneo grande; si lo hacía Serena, lograría alcanzar a Chris Evert y Martina Navratilova como máximas ganadoras de Grand Slam.
Wozniacki confiaba en su juego durante todo el torneo, exhibiendo un nivel distinto a lo ofrecido en toda su carrera. De a poco, ese ímpetu fue aplacado por los tiros ganadores de Serena Williams, que aunque sacó mal en el primer set, se encargó que la europea no lograra más que ganar un solo juego con su servicio y ejecutar solo un tiro ganador en todo el set. La estadounidense lo ganó por 6-3 y quedó a un paso del Olimpo.
Apresurada, la local quebró en el primer juego del set y dependió exclusivamente de su servicio para ser campeona. Wozniacki logró asentarse en cancha y sacó mejor a partir de ahí, pero también lo hizo Williams que no ofreció mayores oportunidades. Al final, su potencia doblegó la resistencia de la danesa y alzó su sexta corona en Nueva York y la decimoctava vez que consigue un Grand Slam, siendo la mejor de la historia, o al menos ocupando el mismo peldaño.
